53. Bandera Blanca

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Eduardo 




Desperté abruptamente con una llamada entrante en mi teléfono, a duras penas logré encontrarlo sobre la mesita junto a la cama de Rebeca, para darme cuenta de que la llamada había finalizado cuando estaba por contestarla. Mire la pantalla encontrándome con un mensaje entrante de nada más y nada menos que la inoportuna de mi cuñada.

¿Cómo amaneció Beca?

¡¡¡¡MIRIAM!!!!

¡¡¡¡Son las seis de la mañana!!!!

Le conteste irritado mirando la hora en la pantalla de mi celular, eran pasadas las seis treinta de la mañana, pero seguía siendo demasiado temprano para despertar, maldición, apague mi teléfono para que no volviese a molestar, tampoco quería que despertara a Rebeca después de todo le había costado dormir la noche anterior, sabía que la falta de morfina estaba provocando estragos en ella, la escuche dar vueltas y vueltas en la cama, hasta que me pidió que me acostara junto a ella.

Al recordar la noche anterior me era imposible no sonreír y es que no podía ocultar la felicidad finalmente sabía lo que sentía Rebeca, ahora conocía lo que había en aquella cabeza llena de barreras que creí me mantendrían alejado por siempre.

Me acomode en silencio abrazado a ella que ahora me daba la espalda, observándola dormir recordé el miedo y el vértigo que sentí días atrás mientras esperaba a que los doctores aparecieran con alguna noticia de su estado, jamás había sentido algo como eso, el miedo y la angustia que por días no me dejaron dormir, solo quería que aquella pesadilla terminase. Para ser sincero, ya no imagino mi vida sin Rebeca, es extraño como la vida da tantas vueltas, un año atrás no me imaginaba emparejado, muchos menos comprometido y por eso mismo terminaba siempre evadiendo a toda prisa cualquier tipo de cita a ciegas que mi madre tan esperanzadamente intentaba conseguirme, ¿Quién diría que da tanto evadirla finalmente me terminaría atrapando a mí mismo a la mujer de mi vida? Y es que si al principio nuestro matrimonio tan solo era por cuestión de conveniencia donde ambos ganábamos, no paso mucho para que dejase de verlo como tal y se transformara en mucho más para mí.

"Entonces vivirás toda la vida a la sombra de un fraude"

Recordé las palabras de Javier... pero me negaba a creerlo así, lo que teníamos ahora con Rebeca era mucho más de lo que comenzó hace meses atrás.

<< Lo era ¿Verdad? >>

Si, lo era y estoy seguro de que ella también lo sentía así.

Rebeca me sorprendió volteándose y escondiendo su rostro en mi pecho se volvió a acomodar para seguir durmiendo. La habitación ya era completamente iluminada por la luz natural que entraba por la ventana.

Sin quererlo mi mano libre recorrió su rostro suavemente temiendo despertarla, pero memorizando cada detalle para luego acariciar su suave y ondulada melena castaña.

– Hola – me miro sorprendida.

– Hola – le sonreí de regreso y por alguna razón Rebeca comenzó a sonrojarse hermosamente y sin poder evitarlo me acerqué para besarla – ¿Pudiste dormir bien?

– Si, fue mucho mejor gracias a ti – me dedico una sonrisa de agradecimiento, con un pulgar arriba, para luego cerrar los ojos y volver a su lugar acurrucada en mi pecho.

– ¿Piensas seguir durmiendo? – le susurre al oído haciéndole cosquillas

– Es lo que intento, pero no me lo dejas muy sencillo ¿Sabes?

Cásate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora