71. LO NUEVO Y LO VIEJO (Parte III)

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Rebeca




– Buenas tardes, señorita, ¿Tiene reserva?

– El señor Redstone me espera

– Por supuesto – asintió el maitre – sígame por favor.

Me guio hasta una de las mesas ubicadas en la terraza, comenzaba a atardecer, pero el aire capitalino seguía siendo totalmente cálido y altamente contaminado.

– Rebeca, cariño – me sonrió Gregorio levantándose de su lugar como todo un caballero.

– ¿Como estas Gregorio?

– Excelentemente gracias a ustedes dos – mi cara de sorpresa fue suficiente para continuar – Ver a Eduardo intentando escapar de sus guardianes me trae tantos recuerdos, realmente lo estoy disfrutando.

– Usted... ¿Logro escapar?

– ¿Bromeas? Por supuesto que si – se rio – fue más difícil de lo que había esperado, pero me las arregle al menos una vez para escapar. Los primos de Elena estuvieron a punto de atraparme, pero mi esposa los puso a dormir antes de que lo lograsen.

– ¿Cómo? –

Ordenamos algo para cenar mientras Gregorio me contaba cómo fue para el seguir la tradición familiar cuando llego el momento de la boda. Y como Elena había usado su conocimiento en hierbas y plantas para poner a dormir a sus primos, con la intención de escapar de su guardia, sin saber que Gregorio había logrado llegar hasta allí y estaba escondido esperando el momento para salir.

– Por mucho que he disfrutado la velada, sé que me llamaste aquí por más que solo una charla. ¿Verdad? – comento Gregorio, habíamos terminado de comer demasiado rápido para mi gusto.

– Si así es – aún no estaba segura de estar haciendo lo correcto, pero – Entiendo que Eduardo deba arreglar algunos asuntos familiares en el extranjero, y también sé que esa es la razón por la que decidió darme el lugar de Eduardo en la empresa – respire profundo intentando convencerme a mí misma de lo que tenía para decir – Se que es egoísta de mi parte pedir esto, pero, me gustaría esperar un poco más antes de tomar el puesto.

Gregorio me miro sin mucha expresión utilizando la misma mascara que tan bien se le daba llevar a Eduardo cuando de negocios se trataba.

– Entiendo – me miro con seriedad, y de pronto su máscara se desplomo cuando me dio una sonrisa paternal – Sinceramente, me habría decepcionado mucho que no lo pidieses.

Sorprendida, mire a Gregorio sin entender sus palabras

– No lo mal entiendas querida, no era una prueba ni nada por el estilo. Solo me alegra que pongas primero tu familia antes que el trabajo, Eduardo suele tener sangre fría para estas cosas, me preocupaba que pudieras seguir sus pasos en eso, pero me hace feliz la confianza con la que has venido a hablar de esto conmigo.

– Gracias – sonreí sintiéndome más tranquila.

– Sera difícil mantener a mi madre alejado cuando descubra nuestro acuerdo – me advirtió – pero será divertido ver qué sucede.

Mientras viajaba en el autobús de regreso a casa, no podía dejar de pensar en lo que había pasado la noche anterior, luego de casi ser descubiertos terminamos dejando de lado nuestro apasionado encuentro para pasar una tranquila noche durmiendo juntos.

– Pobre Javier – intente contener mi risa tratando de sonar seria, pero simplemente no podía evitar reír de todo lo que Eduardo me había contado – Tal vez no debiste llegar tan lejos.

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