21. ¿UNA CARRERA?

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Rebeca



- Otra vez estas muy callada – Eduardo cabalgaba junto a mí de regreso a la casa.

- ¿Qué quieres que diga? – pregunte saliendo de mis pensamientos, él tenía razón había estado callada mientras volvíamos de comprar algunos regalos y también lo estaba ahora.

- No lo sé, siento que hay algo que te incomoda, pero no me lo dices – lo mire con una ceja alzada burlándome de su perspicacia.

- Brillante Sherlock Holmes – bromee un poco intentando desviar el tema – realmente soy un libro abierto para ti

- Aunque no lo creas, los años que llevamos trabajando juntos me han servido para aprender algunas cosas.

- ¿Como cuáles? – le anime a ilustrarme

- Como cuando intentas desviar un tema - me miro acusadoramente y yo solo pude reír - ¿Entonces? – me miro significativamente, pero me hice la desentendida – Me dirás en que piensas tanto.

-En mis padres.

- No hablas mucho de ellos.

- No son un tema para hablar.

- En eso te equivocas, tu estas aquí conociendo a mis padres yo también debería conocer a los tuyo

Aunque luche contra ello no pude evitar la tensión que atravesó mi cuerpo por unos segundos, no quería hablar con mis padres más bien no quería hablar con mi madre, pero hicieran lo que hicieran seguían siendo mis padres y tarde o temprano tendría que contarles lo de la boda, también estaba el hecho de que Tomi quería visitar más seguido la casa de Aida y estar en el pueblo implicaba que ellos de una u otra forma se enterarían. Suspire con fuerza acariciando el cuello de Ángel.

-No lo mal entiendas, tarde o temprano los conocerás – busque su mirada para observar su reacción, parecía calmado y atento – es solo que debo arreglar un par de cosas antes.

- Bien – me miro con duda – supongo que solo me queda esperar con ansias para conocer a mis suegros – intento hacerme reír, pero lo único que logro de mí fue una sonrisa forzada.

- ¿Una carrera? – cambie de tema.

- Segura que podrás con ello – alzo una ceja desafiante, lo que Eduardo no sabía aun es que prácticamente nací arriba de un caballo.

- Correré el riesgo - le sonreí para luego animar a Ángel a galopar más y más rápido.

Eduardo no se quedó atrás, no le costó mucho alcanzarme y luego quedar a la cabeza cuando el camino enangosto, y lo deje creer que estaba ganando hasta que visualice las caballerizas al fondo del camino, fue entonces que arree nuevamente a Ángel para pasar a Eduardo y esta vez quedar a la cabeza. Eduardo tomo aquello como un reto y volvió a estar a mi lado solo que esta vez no le dejaría adelantarme avanzamos unos segundos a la par y en un último intento por ganar apreté los talones contra las costillas de Ángel y esta magníficamente capto mi mensaje pues dio un par de galopes aún más largos y veloces que me dejaron por delante de Eduardo hasta que entramos a las caballerizas. Apenas si logre pasar el dintel de esta cuando Eduardo entro tras de mí.

Ambos detuvimos a nuestros caballos y por unos segundos me dedique a acariciar el cuello de Ángel felicitándola por tan buen trabajo.

-De donde ha salido eso – Eduardo desmonto su caballo y luego llego a mi lado con una mano estirada dispuesto a ayudarme a bajar. Le sonreí aceptando su cortesía. Era lindo dejarse regalonear de vez en cuando.

Cásate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora