75. CADA DIA POR EL RESTO DE MI VIDA (PARTE I)

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Rebeca




– Okey, listos... - el flash de la cámara salto como con cada una de las tomas anteriores – perfectos – sonrío el fotógrafo mostrándole la toma a un crítico Bruno, este asintió seriamente haciendo sonreír a Eduardo, seguramente porque esa expresión era un espejo a la de él, esa mirada serie al evaluar el trabajo de los demás, sabiendo que no estaba mal pero sabiendo que él podría haberlo hecho mejor, ni era ni aprobación, ni critica, era más algo más parecido a la resignación de un perfeccionista.

– Te vez realmente hermosa querida – comento una de las invitadas, por la forma en que su esposo palmeaba la espalda de Eduardo podría apostar que eran parte de los invitados de Gregorio – eres incluso más linda que en las revistas.

– Oh, Gracias – sonreí algo sonrojada, supongo que era normal que un desconocido me hubiese visto en una revista cuando la prensa se la paso sobre nosotros los últimos meses, y aun así no podía evitar sentirme cohibida con aquella atención.

– Dile a Elena que te lleve a nuestras reuniones del club, deberíamos vernos más a menudo – comento la grácil mujer, aunque no sabia a que se refería me limite a darle una respuesta cortes.

– Claro, hablare con ella

– Vamos cariño, hay más invitados esperando – ambos se alejaron con una sonrisa dando espacio al siguiente grupo de invitados.

– Me siento mal por hacerlo trabajar en nuestra boda – comente mientras observábamos como el siguiente grupo de invitados se acercaba para una foto.

– Hubiese estado criticando a quien fuese, trajo a su equipo para tener el poder de repetir la toma si no cubre sus expectativas.

– Supongo que el perfeccionismo es algo de familia – me burle de haciéndolo reír.

– Como si fueses diferente – contraataco haciéndome reír.

– Touche

Bruno continúo dando instrucciones a su equipo hasta que finalmente todas las fotos necesarias fueron tomadas.

– No sienten acalambradas las mejillas de tanto sonreír – Javier se acercó a nosotros seguido del resto de nuestros amigos.

– ¿Salieron forzadas las ultimas tomas? – le pregunte a Bruno mientras gesticulaba mi cara para comprobar si mis mejillas se sentían acalambradas, pero no era así, supongo que aunque sonreímos por casi una hora para la cámara no es como si me hubiese estado esforzando por lograrlo. Me acerque al camarógrafo para que me mostrara algunas de las fotos.

– No te preocupes Beca, incluso si hubieses cerrado los ojos nadie lo notaria después del fotoshop – me codeo Lau llegando a mi lado junto a Matías.

– Ella no necesita edición – me defiendo Bea y quitando mi atención entre sus manos, tomo mis mejillas entre sus manos – mira esta carita, es felicidad pura.

– Eduardo es quien más me sorprende, después de llevar el ceño fruncido por años, finalmente se está relajando un poco – agrego Minerva, Eduardo rodo lo ojos – ¿No duele?

– ¿Qué paso con la Minerva callada y reservada que alguna vez conocí? – la rodeo por los hombros apretando su cuello más de lo necesario.

– Esa es solo mi fachada como detective. No me digas que te la creíste – se rio zafándose de él con un codazo en las costillas.

Cásate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora