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¡¡AVISO!!
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Okey, este capitulo se me esta haciendo eterno y como no quiero pasar otra semana sin actualizarles, lo que haré sera subirlo por partes.
So... Aquí les va la primera parte. Enjoy.
Osh quiero osh amo osh adoro
Beth
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Eduardo
– Eduardo y la puta madre ya sácame de aquí – gritaba Miriam desde el otro lado del ventanal, donde la había atrapado.
– ¿Dónde está Rebeca Miriam? – le pregunte por enésima vez, a través de la cristal.
Llevaba casi dos horas en casa de Rebeca preguntándole a su hermana donde estaba, pero mi desagradable cuñadita todo lo que decía era que Rebeca me había dejado y que me olvidara de ella. Ella como yo sabíamos que aquello era mentira, pero por alguna estúpida razón Miriam se negaba a aceptar la verdad. Intente ser paciente, pero incluso cuando le pedí que no jugara conmigo su sonrisa me gritaba lo contrario. Si ella quería jugar, entonces jugaríamos, pensé aprovechando la oportunidad cuando salió al balcón del apartamento para contestar una llamada.
– Cuando Rebeca se entere de lo que me hiciste tendrás graves problemas, maldita sea Eduardo esto no es gracioso.
– Así que... ahora no es gracioso, pero mientras tú te reías de mi no opinabas lo mismo ¿Verdad?
– Eduardo sácame de aquí, soy claustrofóbica.
– Buen intento Miriam, pero no te creo nada – me burle de ella – además estas al aire libre, tienes todo el aire que pudieses necesitar.
– Eduardo – golpeo otra vez chillando. Por mucho que lo intentara no podría abrir por que el ventanal del balcón solo tenia chapa desde mi lado.
Le mostré mi teléfono atravesó del ventanal, luego que la nación del agua atacase mi celular había muerto, lo peor de todo es que Miriam lo había hecho tan bien que ni siquiera había podido recuperar mis contactos.
– ¿Recuerdas cómo nos despertaste esta mañana? – Miriam rodo los ojos, y por un segundo note la similitud existente entre las hermanas, pero desapareció rápidamente tras el rostro amargado de Miriam
– ¿Qué quieres Eduardo? ¿Una disculpa? – pregunto la muy descarada.
– Solo dime como encontrar a Rebeca – el silencio y su sonrisa fueron suficiente respuesta Miriam no daría su brazo a torcer tan fácilmente – Bien, supongo que tendré que encontrarla yo solo. Me alejé del ventanal para irme, recién cuando estuve bajo el marco de la puerta Miriam se dio cuenta que en verdad planeaba irme y comenzó a golpear el cristal.
– Eduardo, no me dejes aquí ¡Maldita sea! – grito al verme ignorarla, pero no planeaba volver por ella tan pronto. Cerré la puerta tras de mi ignorando sus gritos y bajé las escaleras hasta el estacionamiento, cuando Miriam me vio desde el balcón volvió a su gritadera.
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Cásate Conmigo
RomanceTodo lo que quiere Eduardo es algo de paz, a pesar de la prensa, los socios de su empresa y su familia. Todo lo que quiere Rebeca es la custodia de su hijo, a pesar de la justicia que la califica como no apta. Los problemas de Eduardo se solucionar...