72. NOT UNUSUAL (Parte III)

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Espero esten bien, espero puedan estar en casa cuidadose lo más posible, y para quienes tienen que cumplir con sus labores espero lleguen a casa cada día a salvo.  

Osh quiero osh amo osh adoro 

Beth

 



Eduardo


– Buenos días – me sonrió Rebeca cuando la pille mirándome mientras dormía.

– Buenos días, amor – deje un beso en su frente, aprovechando para acercarme a ella y quedarnos así abrazados por un poco más.

– Deberíamos movernos – confesó solo para contradecirse escondiendo su cara en mi pecho y acomodándose allí.

– Cinco minutos más – reclame.

– ¿Tienes todo listo para hoy? – me preguntó somnolienta

– Mhum – respondí con flojera - Javier fue ayer a buscar los anillos y tengo mi traje guardado desde hace una semana.

– Por que estas tan preparado – me miró sorprendida – tengo que ir a buscar mi vestido, tuvieron que ajustarlo después de la última prueba.

– ¿Te quedaba pequeño?

– Ño – Rebeca arrugo la nariz – me quedaba suelto

– Señorita Rodríguez – fruncí el ceño – ¿Has estado haciendo alguna de esas locas dietas para bajar de peso?

– No – me hizo un puchero irresistiblemente tierno – supongo que perdí peso mientras estaba en el hospital. Aún que no fui la única que lo hizo – su mirada acusadora dio conmigo.

Era verdad, no recordaba la última vez que había pisado un gimnasio y desde que Rebeca estuvo hospitalizada yo me había estado descuidando, entre el trabajo atrasado, los cambios en la empresa, mi familia, la boda... apenas sacábamos tiempo para estar juntos, no lo iba a desaprovechar pasándome todas las tardes en el gimnasio como solía hacer hace un par de años.

– Volveré al gym, lo prometo

– Olvídate del gimnasio, más me interesa que comas saludable, sabes cuantas enfermedades son provocadas por la mala alimentación, sin contar que la comida poco nutritiva no ayuda en nada a tu sistema de defensas, no quiero que te enfermes – la mire con una sonrisa de ternura, no podía ser Rebeca sin querer mantenerlo todo bajo control.

– Sabes, estar enfermo no puede ser tan malo si te tengo conmigo – acerque mi rostro al de ella – ¿Te vestirías de enfermera para cuidar de mi si estuviera enfermo? – la mire a los ojos provocándola.

– Si quiere juegos de roles, tendrás que estar sano y saludable – atrapo mis labios en un rápido beso adelantándose a mi juego. Pero no era suficiente con un beso a la rápida, así que esta vez la atrape yo con un beso más profundo y duradero – A partir de hoy nos preocuparemos de mantener una buena alimentación todos los días – concluyó minutos después apoyado su cabeza en mi pecho.

– Bien, tu te preocuparas de la comida y yo del ejercicio.

– Eduardo, apenas sirvo para subir las escaleras del edificio – me reclamo

– Hay muchas formas de entrenar, podemos hacer muchas cosas en pareja – intente animarla – Al menos tienes que intentarlo, prometo que te gustara.

Cásate ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora