Eduardo
¿Está todo bien Eduardo? – pregunto Guillermo desde el otro extremo de la mesa. Llevábamos una hora almorzando en un elegante restaurante cerca de la oficina, pero francamente había dejado de prestarle atención hace varios minutos cuando mi cabeza voló hace unos días atrás cuando conocí a Félix.
– Si, lo siento ¿Qué decías? – Guillermo volvió a su parloteo, y aunque intente concentrarme mostrando genuino interés respecto a sus dudas sobre el carísimo jarrón que estaba a punto de adquirir, la verdad era que su charla no lograba interesarme, en su lugar me era mas interesante recordar lo feliz y cómoda que lucía Rebeca cerca de ese tipo, mientras volvíamos a la capital Rebeca me conto un poco de su historia con Félix, debo admitir que no me hacía ni una gracia que aquel tipo fuera su ex novio, aunque solo hubiese sido un rumor.
– Por eso creo que sería una gran inversión, aunque tendríamos que ver un par de asuntos legales... seguro que estas bien muchacho – mi atención volvió a él cuándo elevo una sonrisa, aquella sonrisa de Guillermo era como ver un cuervo sonriendo, su alargada y puntiaguda nariz parecían resaltar cuando lo hacía, tal como en este momento
– Si, la verdad es que estoy algo distraído por el nuevo hotel – mentí
– Debe ser un gran desafío para alguien tan joven – aseguro
– No le temo a los desafíos Guillermo – sonríe con confianza levantándome del cómodo asiento – Pero si me disculpas, espero la llegada de mi socio por lo que es necesario que este en la oficina.
– Claro, adelante – estrechamos las manos y me encamine a la salida.
Javier llego pasada las cuatro de la tarde, venían con una enorme sonrisa en el rostro y un bronceado que le marcaba la línea de los lentes.
– Eduardo – me saludo – Estoy tan feliz con el comienzo de la construcción, estuve hablando con Josué y me ha encantado lo que ha hecho con el restaurant. –
- ¿Cómo estas Javier? – respondí a nuestros típicos saludos de manos
– Feliz año, hermano – me abrazo atarantadamente palmeando con fuerza mi espalda – Espero que Elena me perdone por no haber estado este año con ustedes.
– Mamá estuvo tan ocupada compitiendo por ser el mejor platillo de las fiestas que apenas si tuvo cabeza para otras cosas – << Eso, y que Rebeca y Tomi pasaran las fiestas con nosotros >> - ¿Dónde has estado esta vez? – Javier acababa de aterrizar de regreso de quien sabe dónde, lo sabía por como lucia con su ropa más holgada y cómoda, su despeinado cabello y el correo que me envió al llegar al aeropuerto para que fuese por él – Lamento no haber ido por ti, estaba almorzando con el subdirector y no me percate de tu correo hasta que fue muy tarde.
– Esta bien – sonrió quitándole importancia – supuse que estabas ocupado por lo que tomé el autobús. Y contestando a tu pregunta, primero fui a Asunción, luego me pasé por la frontera del Iguazú a Brasil y estuve un par de días en Rio, para terminar, volando hasta Guayaquil que es precisamente de dónde vengo.
– Es una larga travesía.
– Un mes completo, la verdad y aun así no fue suficiente – sonrió y yo suspire.
– ¿Quién como tú? Que puedes viajar todo el año – lo envidiaba hasta cierto punto,
– Solo me quedan 21 meses – su tono de voz sonó más grave de lo necesario. Javier siempre fue todo dramas, él era un alma libre pero su familia al igual que la mía le tiene por heredero de una gran empresa multinacional y aunque no es lo que él desea, se ha resignado a su destino de tomar el mando de la cadena de restaurant de lujos que pertenece a su familia pero antes ha decidido viajar por el mundo y conocer todo cuanto siempre deseo, el trato que tiene con su familia según sus propias palabras es: "Seré libre hasta que cumpla los 30" la misma edad que tuvo su padre cuando se hizo cargo de la herencia familiar.
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Cásate Conmigo
RomanceTodo lo que quiere Eduardo es algo de paz, a pesar de la prensa, los socios de su empresa y su familia. Todo lo que quiere Rebeca es la custodia de su hijo, a pesar de la justicia que la califica como no apta. Los problemas de Eduardo se solucionar...