Cap 37. Hela

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Estani estaba tardando demasiado en volver, eso me preocupaba.

Y había estado actuando extraño desde por la mañana.

Observé la escena que tenía frente a mí: Nicki y Jimmy liándose en el sofá como si no hubiese un mañana y los otros dos jugando en el móvil y partiéndose a carcajadas. Así que di por finalizado el juego de la botella y recogí los botellines esparcidos por el suelo para evitar accidentes. Solo me había bebido tres botellines contando el último, aunque sentía un mareo bastante familiar que me gritaba que dejase de beber ya si no quería acabar como ellos.

Hacía bastante calor, me recogí el pelo en una coleta y me sacudí el trasero dándome palmaditas. Dejé a esos cuatro atrás sin decir nada y fui en busca de Estani. Solo me hizo falta creer oír un sollozo en el interior de su cuarto para que ni siquiera llamase a la puerta y entrara de repente. Se me cayó el alma a los pies al verlo con la cara escondida entre las manos y la respiración entrecortada. Caminé rápida hasta él y me arrodillé en el suelo frente a Estani cogiéndole ambas manos.

—¿Qué te ocurre? —le pregunté desesperada, no sabía cómo actuar para poder ayudarlo. Parecía destrozado—. Cuéntame, por favor. Estoy aquí contigo.

Se sorbió la nariz. Luego, se restregó los ojos enrojecidos.

—Déjame solo.

—No pienso hacer eso.

—Estoy muy borracho.

—Por eso no pienso irme.

—¿Solo por eso? —bromeó con una de las sonrisas más triste que había visto en mi vida. Me reincorporé y lo abracé dejando que su cabeza descansara en mi abdomen.

—Idiota —le susurré—. Ahora eres mi familia, estoy hasta el final contigo.

—¿Pase lo que me pase?

—Pase lo que te pase.

Estani subió los brazos, me rodeó y me apretujó con fuerza contra él. Noté cómo sus lágrimas calaban en mi camiseta y me humedecían la piel. Pensé en acariciarle la cabeza para consolarlo, desde mi altura podía verlo temblar como un cachorrito abandonado. Me armé de valor para hacerlo y, entonces, empezó a convulsionar. Se alejó rápido con la mano en la boca, lo seguí corriendo por las escaleras, tan atropellado que casi se mata por el camino, y se dejó caer de bruces en el baño para vomitar todo el alcohol rebujado con las patatas fritas. Me apresuré en atraparle los cabellos rubios y no me moví de su lado hasta que acabó de echar lo que tenía que echar.

Pao y Amadeo se asomaron rápido a ver qué ocurría. Nicki, que surgió desde detrás del sofá, puso cara de asco al escucharlo, aunque optó por venir al baño solo para acompañar a Jimmy, que había dado un salto al percatarse del estado de Estani.

—Ha bebido demasiado —comentó Pao.

—Creo que deberíamos irnos —saltó Nicki con los labios torcidos y los dedos en la nariz en forma de pinza—. No creo que se sienta a gusto con tanta gente alrededor.

El pelirrojo asintió y volvió al salón para recoger sus cosas mientras Pao y Amadeo contemplaban el numerito desde el marco de la puerta. Los miré y sonreí con el pelo de Estani entre mis dedos. Había dejado de vomitar, pero no se separaba del váter por si acaso.

—Estaremos bien, podéis iros si queréis —les indiqué—. De hecho, deberíais iros antes de que cierren los metros.

Nicki tenía razón, seguro que así Estani estaría más cómodo.

—¿Prefieres que nos vayamos, amigo? —le preguntó Amadeo acariciándole la espalda.

Él asintió como pudo, con los brazos cruzados sobre el váter y la cabeza dejada caer en ellos. Me deshice de mi coleta y le recogí el pelo a Estani para que no se lo manchase en caso de que volviera a vomitar.

—Vuelvo enseguida —le susurré.

Acompañé a mis amigos cabizbajos a la puerta y los despedí con la promesa de que los iría informando por WhatsApp y los llamaría si la situación empeoraba. Nos dimos un abrazo, Paola me achuchó con un «te adoro» fugaz y se marcharon corriendo al metro más cercano. Yo lo hice al baño junto a Estani, que se había sentado en el suelo con la espalda en la pared y los ojos entrecerrados.

—¿Cómo estás?

No dijo nada, hizo el amago de quitarse la camiseta y desistió frustrado. Me mantuve en mi sitio porque no pensaba quitarle la camiseta a un chico de más de veinte años, borracho y vulnerable sin que él me lo pidiese.

—Tengo calor —balbuceó—. Quiero agua.

—Está bien, espérame aquí.

Ante la posible idea de que se estuviese deshidratando después de haber estado vomitando, corrí a la cocina, saqué un vaso de uno de los armarios y me dispuse a rellenarlo con agua fría de la nevera. Aproveché para arremangarme la camiseta ahora que nadie —Estani no contaba en su estado actual— vería las marcas. De repente, escuché el agua fluir desde la ducha. Me llevé las manos a la cabeza, ya me veía venir lo que Estani habría hecho, y lo corroboré al plantarme en la puerta con el vaso que dejé en el lavabo para poder cerrar el grifo.

Estaba en la esquina del cuarto de baño, sobre la placa de la ducha y empapado bajo un torrencial de agua fría. Me pegué a la mampara para no mojarme yo también procurando cerrar el grifo, y Estani tiró de mi camiseta con la poca fuerza que tenía.

—Hela —murmuró—. Dúchate conmigo.

—Ni hablar —contesté como si hablase con un niño pequeño—. Voy a sacarte de aquí y vas a intentar dormirte después de que te seque un poco.

—¿Me vas a quitar la ropa?

Me reí.

—Deja de decir esas cosas, tu novia se pondrá celosa cuando se entere.

—¿Qué novia? —preguntó y me miró a los ojos con las cejas alzadas.

El corazón me dio un respingo. Se había soltado el cabello y algunos mechones le caían empapados por el rostro. ¿Cómo podía estar tan guapo después de emborracharse, llorar y hartarse de vomitar? Para colmo, la ropa se le había pegado al torso y transparentaba la forma de su cuerpo delgado y musculoso. Me sentí mal por pensarlo, pestañeé varias veces y contesté:

—Linda.

—No es mi novia —expuso aun sujetándome la camiseta desde abajo. Agachó la cabeza y me llamó—: Hela.

—Dime.

—Tengo que preguntarte algo.

Tiró de mí y accedí a agacharme con las rodillas flexionadas frente a él. Tardó un poco en hablar y no pude evitar ponerme nerviosa por la seriedad con la que me había nombrado.

©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora