Cap 67. Hela

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Devoramos las pizzas antes de terminar la primera jugada con las cartas. Nos habíamos acomodado en ambos sofás con mantas, la comida, las cervezas y una baraja de cartas sobre la mesa. Cuando las cajas quedaron vacías, me levanté deprisa para despejar la mesa y traje una nueva ronda de cervezas. Menos mal que habían comprado suficientes.

—¿Jugamos a la mayor pareja? —propuso Nicki y los chicos arquearon las cejas con cero idea de lo que significaba aquel juego.

—Se trata de repartir las cartas entre todos, armar las que os toquen por parejas e intentar que vuestra pareja sea la que tenga mayor puntuación en cada ronda hasta que se nos acaben —explicó Estani y me miró buscando una aprobación—: ¿Verdad?

—Así es —respondí rápida para evitar nuestro contacto visual porque sabía que me sonrojaría a la más mínima después de haber hablado del tema con Paola.

Me eché por encima la capucha de la sudadera lila que me había puesto y choqué el hombro con el de Paola para apoyarme en ella.

—¿Y qué gano si gano? —insinuó Amadeo—. ¿Un besito de cada una de vosotras?

Paola estiró el brazo y le dio una colleja.

—Eso vas a ganar como sigas haciendo el tonto.

Él se rio dedicándole un guiño con complicidad. Me extrañaba que Nicki no se hubiese percatado ya del tema que tenían estos dos.

—El que gane le hace una pregunta al resto. Quien se niegue a responder, queda eliminado de la partida —señaló Nicki mientras repartía la baraja entre nosotros.

Tuvimos un par de minutos para planear nuestras jugadas y colocar las cartas por parejas a escondidas del resto. Me vi obligada a cambiar el cómodo hombro de Paola por el reposabrazos del sofá y decidí que era un buen momento para recomponerme. Tanta pereza me daría sueño y necesitaba estar espabilada. El reloj colgado a la izquierda me reveló que solo quedaban dos horas para salir de la casa rumbo a la taberna.

En la primera ronda, como me habían tocado cartas mediocres, apunté por lo bajo y jugué con un ocho de oros y un tres de copas. Todos sacaron cartas menores por uno o dos puntos, excepto Nicki, que se declaró victoriosa lanzando su jugada sobre la mesa y preparó la pregunta frotándose las manos.

—Contad algo de vuestra vida amorosa que ninguno de los presentes sepamos.

—¿Si lo sabe solo uno ya no vale? —inquirió Jimmy.

Nicki lo miró con desdén como si no quisiera dirigirle la palabra, pero ella había propuesto la pregunta y tenía que responder.

—No vale.

—Bien, empiezo yo —dijo Amadeo. Le dio un trago al botellín y carraspeó—: Nunca lo había pensado en serio, pero ahora sé que me gustaría ser padre joven.

—Qué confesión tan aburrida, Amadeo —se quejó Nicki.

—Ahí voy yo: si el chico en cuestión terminase siendo el correcto, a mí también me gustaría ser madre joven —saltó Paola.

—Pero ¿¡qué dices, tía!? ¿Tú también?

De repente, abrí los ojos y tuve que mirar al suelo para ocultar mi asombro. El corazón me latía rápido y ni siquiera morderme los labios evitaba que pudiera sonreír. Dios mío, era la confesión de amor más bonita que había escuchado jamás. ¡Se estaban declarando el uno al otro en público! Estaba claro que los chicos sabían algo porque también intentaron disimular la sorpresa insistiendo en que la confesión de Amadeo había sido demasiado aburrida. Le apreté la mano a Pao por debajo de la manta y ella me sonrió con una dulzura que habría enamorado a cualquiera. Eso era amor en todo su esplendor.

©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora