Cap 85. Paola

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Con Amadeo todo sabía mejor.

Me cogió las manos rodeándome desde atrás y guio mis movimientos tocando Love Song de AC/DC en su batería con la canción de fondo. Era flipante la sensación eléctrica de golpear los platillos con sus baquetas magulladas de tanto practicar. Ya tenía pensado regalarle unas nuevas por Navidad, estaba segura de que le encantarían.

—Dicen que esta canción es una de las más lamentables del grupo —comentó él sin ceder en el ritmo.

—Para ser una de las más lamentables te la sabes de principio a fin.

—Quería dedicártela —confesó.

Ahí sí se detuvo. Me volteé dejando que la canción siguiese ambientando el estudio por su cuenta y acerqué mis labios a los suyos. El roce de nuestras lenguas me erizó la piel. Y, cuando nos apartamos para mirarnos a los ojos, el corazón se me encogió. Sonreí rendida a los sentimientos que me embriagaban cada vez que pasábamos un rato juntos.

—¿Cómo lo has hecho, canalla? —le pregunté echándole atrás los diminutos rizos negros sobre la frente.

Estaba guapísimo incluso con los vaqueros de siempre y una camiseta negra de lo más simple. Yo me había puesto un top de encaje oscuro con unos pantalones ajustados del mismo color que conjuntaban a la perfección con la sudadera abierta que le había robado.

—¿El qué? ¿Enamorarte? —inquirió burlón.

—Pues sí, a eso me refería —musité tratando de ocultar la voz romanticona que me salía cuando hablábamos del tema.

—Haría cualquier cosa por mi princesita —dijo y me plantó un beso fugaz.

De repente, el móvil en mi bolsillo vibró y nos sobresaltamos entre risas. Ya casi era la hora de que el resto del grupo llegase para empezar los ensayos, me levanté y fui a la nevera a por una cerveza mientras comprobaba el mensaje que acababa de recibir. Una mala espina me revolvió el estómago.

—Hoy no iré al ensayo de otros, tengo mejores cosas en las que invertir mi tiempo —leí en voz alta el mensaje de Nicki—. ¿Tú ves normal las cosas que dice esta chica?

—Está muy extraña desde que el viaje a Cádiz, eso veo —contestó tajante sin que hiciese falta que le revelase de quién provenía—. De hecho, creo que Hela y Estani son los únicos que no se han dado cuenta de las miraditas que le echa la rubia a Estani. Me parece increíble, una falta de respeto.

—No se trata de Estani, cariño, sino de Hela. —Resoplé cansada de los vaivenes de mi amiga y le di un trago a la cerveza de camino a los brazos de Amadeo—. Nicki la quiere mucho, de eso no hay duda, pero...

—¿Pero? —preguntó él dejando las baquetas sobre el tambor para que me sentase en su regazo. Le ofrecí el botellín y bebió pilotándome la muñeca.

—Todo esto viene de atrás. Nicki siempre se ha sentido inferior a ella, siempre ha querido ser como ella y se ha encaprichado de las mismas cosas que Hela.

—Vaya, qué raro que no me sorprenda.

Bajé el mentón desanimada. Algo me decía que las cosas que estaba haciendo Nicki no nos llevarían a buen puerto. O que pronto seríamos una menos en el grupo, eso me deprimía. Me sentí mal por Jimmy y, en parte, por haberlos animado a enrollarse sabiendo lo caprichosa que era mi amiga. Me confié demasiado al pensar que sus sentimientos por él eran reales y estables.

—Al principio de la carrera, cuando Hela vio a Max por los pasillos y tuvo un flechazo, Nicki me confesó que también le había empezado a gustar. Y cuando Hela dejó de prestarle atención a ese chico, ella también lo hizo.

—¿Lo sabe Hela?

—Le faltan muchos palos en la vida para que desconfíe de su propia amiga —negué.

—Deberías vigilar a tu amiguita rubia de cerca.

Asentí sutil. Tenía toda la razón, y me culpaba por no haberle contado a Hela la cantidad de detalles chocantes que le había pillado a Nicki. Me había prometido muchas veces ponerla al corriente de su conducta, el problema era que no sabía cómo. Ni quería pensar en las consecuencias que tendría en nuestra amistad. De lo que estaba segurísima era de que no permitiría que le hiciese daño ahora que Nicki se estaba descontrolando.

—¿Estás bien? —me preguntó Amadeo con un gesto de disgusto.

—Te quiero mucho, pase lo que pase.

—El grupo no se va a romper por esa chiquilla, tranquila —me dijo acariciándome las mejillas—. Yo también te quiero, tonta.

El sonido del timbre se hizo presente en el estudio anunciándonos que nuestros amigos habían llegado. Nos pusimos en pie y volvimos a la sala principal despejándonos la cabeza de pensamientos para no añadirle tensión a la situación. Les diríamos que a Nicki le había surgido un imprevisto y todo arreglado. La puerta se abrió antes de que nos diese tiempo de hacerlo nosotros, contemplamos a Hela junto a Jimmy y saltamos a sus brazos como si hubiese pasado un milenio desde la última vez que nos habíamos reunido. 

©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora