Cap 55. Hela

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Fue llegar y tirarme a los brazos de la primera persona que abrió la puerta. Le toqué el pelo esponjoso con los ojos cerrados y, por la altura y complexión, deduje que era un chico. Delgado, palmeándome la espalda como si le diese miedo y titubeando; solo podía ser él.

—¿Hola? —inquirió avergonzado.

—Qué alegría de verte, Jimmy —le dije alejándome para no intimidarlo y le pellizqué el moflete repleto de pecas—. Necesito una buena cerveza.

—¡Marchando una Judas para la señorita! —vociferó Amadeo al fondo.

Qué alegría de verlos a todos. Había pasado vergüenza y miedo, no iba a negar que había estado asustada durante el trayecto por si Max me seguía, y ahora no podía quitarme la sonrisa de la cara al reunirme con mis amigos. Con mi hogar. Avancé a paso rápido con mi objetivo en una única persona, y me enganché a su cuello para abrazarlo desde atrás porque estaba inclinado buscando unos papeles.

—¿Me has echado de menos? —le pregunté a Estani con la cara escondida en su melena rubia.

Mis amigas gruñeron reclamando mimos.

—Mucho —murmuró para nosotros y se reincorporó dejando que mis pies flotaran hasta que le solté.

Se giró con una expresión de bienvenida, me despeinó como siempre hacía y el pecho se me llenó de felicidad. Enseguida mis amigas me cogieron de los brazos para preguntarme qué tal me había ido con el capullo de Max, así que preferí sentarme en la silla del escritorio con la cerveza que Amadeo me acababa de ofrecer. Di un buen trago y gemí de placer.

—Se terminó todo con Max —indiqué concisa.

—¿En serio? —se decepcionó Nicki—. Con la buena pareja que hacíais.

—Esta no se entera de nada, cariño. Ni caso —intervino Paola antes de darme la enhorabuena.

Los chicos estaban callados, murmurando entre ellos como si no supieran qué decir.

—Era un imbécil —saltó de repente Estani y los demás se sorprendieron—. ¿Qué pasa? Me lo dijo Hela.

—Tú lo que quieres es acapararla para ti solito, amigo —insinuó el ricitos negros pasándole el brazo por el hombro.

—Qué calladito lo tenías, tío —se burló el pelirrojo.

Nicki y Paola se reían como hienas desde el sofá, disfrutando del bullying que le hacían a Estani con suposiciones sin sentido. Él se removió para liberarse del brazo que lo apresaba y yo, sin percatarme, esperé alguna reacción suya que me hiciese seguir con la broma, pero no la hubo. De hecho, parecía avergonzado. Buscó mi mirada y la bajó al suelo.

—Pues claro, ella es demasiado especial para que esté con un imbécil —dijo serio y carraspeó para aclararse la garganta—. Más importante, tenemos una noticia que darte, Hela.

Le di un buche a la cerveza para disimular que, por un segundo, me había ruborizado. Sus ojos claros traspasando los míos como si se comunicaran sin palabras me paralizaron. ¿Qué había sido esa expresión? Contuve la respiración para que el corazón dejara de latirme tan rápido y terminé tosiendo con la cerveza atragantada. Jimmy me dio un par de palmaditas con la noble intención de ayudar a una chica a punto de ahogarse en su propia dignidad, pero el eructo que se me escapó hizo que todos se mearan de risa a mi costa. Al menos, ya tenía una excusa por si seguía colorada.

—Bueno, qué, ¿soltamos la noticia para que vuelva a atragantarse? —se cachondeó Nicki.

—Venga, escúpela de una vez, rubio —exclamó Pao.

—Eso, dispara la dichosa noticia —lo presioné para así centrarnos en otro tema.

Estani se situó frente a mí, me invitó a levantarme y me cogió ambas manos. Su seriedad me causó más miedo que ilusión y comencé a esperarme lo peor. Nos habían dado una negativa para la audición, fijo.

—Murphy...

—No me asustes —lo interrumpí.

—Cuando recibieron el vídeo, estaban completas todas las vacantes para la audición.

Me dolió en el alma escuchar eso y sentir cómo nuestras esperanzas se hacían añicos. No quería llorar, pero entre lo de Max y eso...

—No obstante, Murphy es un enrollado, conoce a Estani porque ya fue una vez y le cae bien —comentó Jimmy—. Así que...

—Cállate, joder —dijo Amadeo y le tapó la boca con ambas manos—. Deja que termine Estani.

—¡Eso, pelirrojo! La única que interrumpe las conversaciones soy yo, ¿te enteras? —lo amenazó Paola hincándole el dedo en el costado.

—Pues eso, Murphy me conoce y nos ha tenido en cuenta desde que recibió el vídeo. Esta tarde, cuando salí de trabajar en la librería, me llamó para decirme que uno de los grupos se había rajado y les quedaba libre un hueco.

—¿Para cuándo? —pregunté a punto de llorar.

—Es arriesgado. Tenemos poco tiempo para prepararnos, aunque es nuestra única oportunidad. —Alzó las comisuras y esbozó una sonrisa contagiosa—. Para el primer fin de semana de diciembre.

—Es decir, el próximo fin de semana —añadí incrédula.

Estaba clara mi respuesta. Apreté los labios, me pasé los mechones por detrás de las orejas y miré al suelo con la esperanza de contener el llanto de la emoción. Estani no tardó en acogerme entre sus brazos. El resto del grupo se unió al abrazo y, no supimos cuándo, empezamos a saltar celebrando nuestra primera victoria como grupo musical. Los chicos gritaban como si se hubiesen contenido la alegría hasta compartir conmigo la noticia y mis amigas pusieron música en los altavoces para cantar juntos una de mis canciones favoritas: Golden de The Score.

Estábamos a días de plantarnos sobre un escenario frente a un público desconocido y posibles cazatalentos. A días de presentarnos al mundo.

©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora