Había estado plantado frente a la puerta varios minutos antes de entrar. No me agradaba la idea de escuchar a escondidas a los demás, aunque prefería eso a interrumpir la discusión. Había pensado que lo más correcto sería esperar fuera hasta que se calmasen o se fuesen a hablar a otro lugar. Sin embargo, cuando oí a Emi echando a su hija de casa seguido de un golpe, no pude seguir soportándolo y abrí la puerta de sopetón.
Hela chocó conmigo, me miró confundida y echó a correr despavorida. Me detuve solo un segundo para contemplar qué hacía Emi después de haberle roto el corazón a su hija por orgullo, decisiones equivocadas según su forma de ver la vida o lo que fuera que le ocurriese para comportarse así. Ante la ausencia de arrepentimiento de esa mujer, no perdí más tiempo y salí corriendo por donde Hela se había marchado.
No tardé en dar con ella, estaba de cuclillas junto a una farola con las manos en el rostro y la espalda tiritándole. Era la segunda vez que la veía en ese estado desde que la había conocido, abandonada a su suerte y llorando desconsolada sin que nadie le sirviese de apoyo. Caminé despacio hacia ella, la levanté sujetándola por los hombros y se desplomó en mis brazos sin mirarme a la cara. La abracé con todas mis fuerzas. La había echado tanto de menos esos días que el pecho me dolía. No podía verla así, me rompía el corazón oírla llorar contra mi torso sin poder hacer nada más que acariciarle la espalda o prestarle el hombro como pañuelo de lágrimas. Me aparté un poco y le alcé la barbilla. Tenía el maquillaje negro alrededor de los ojos como un osito panda, la nariz enrojecida y la mejilla también roja. Le besé con cuidado el moflete dolorido y ella me observó en silencio con la mirada vidriosa y los labios curvados hacia abajo, aunque enseguida desvió la vista a un lado.
—Osito panda —le murmuré mientras le acariciaba la barbilla y Hela volvió a mí al instante—. Tranquila, estoy aquí contigo.
—Quiero irme de mi casa —susurró con la voz rota.
—Lo sé, Hela. Ojalá pudiéramos hacer algo al respecto.
—Mi padre... ¿Y si me voy con él?
De pronto, sentí un pinchazo en el estómago. Su padre vivía en Barcelona, si se iba con él... No quería pensarlo, no quería perderla. Quería ser egoísta y recomendarle que se quedase aquí hasta tener su propia independencia, pero jamás me perdonaría retenerla si eso le hacía daño.
—¿No crees que es algo precipitado? —inquirí teniendo en cuenta el tiempo que hacía que no tenía contacto con su padre.
—Mi vida ha cambiado mucho en cuestión de meses, Estani... Cada vez me acerco más a la vida que quiero tener, a ser quien siempre he querido ser. Y todo eso que quiero le produce daño a mi madre. Todo eso que anhelo conseguir...
—Ella lo odia —terminé la frase.
—Soy la personificación de todo lo que ella detesta, ¿lo entiendes? —dijo a punto de romper a llorar—. Si supiese que estoy cantando, lo de la audición y otras cosas... Yo solo... No quiero que me odie.
—Solo quieres que te acepte.
Se sorbió la nariz, se restregó el maquillaje al limpiarse las lágrimas con el dorso de las manos y me contempló con una expresión de súplica. Los mechones oscuros le caían a ambos lados del rostro y las pupilas le brillaban bajo la luz de la farola que nos alumbraba solo a nosotros en mitad de la noche.
—¿Puedo quedarme en tu estudio esta noche?
—Con una condición —contesté al instante.
—Claro, lo que sea.
—Me quedo contigo.
—¡Pero nuestros padres...!
Le sellé los labios con un dedo y sonreí con la esperanza de contagiarle la sonrisa.
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©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021
Romance❤️FINALISTA WATTYS2021❤️ Ninguno imaginó que una coincidencia en el pasillo de la universidad cambiaría para siempre sus vidas. Hela Luna, una joven que apenas se ha dado tiempo para descubrirse a sí misma por las exigencias de su madre divorciada...