Cap 62. Paola

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Tras dos audiciones más, caímos en la cuenta de que no habíamos cenado, así que tuvimos que buscar algún restaurante 24h. Un McDonald's a media hora de la casa rural nos despachó varios menús para llevar y nos los comimos por el camino mientras compartíamos impresiones sobre los grupos que habíamos podido conocer aquella noche. Que Nicki siguiese enfadada con Jimmy provocó que nos dividiésemos y nos agrupásemos en dos tríos, chicas por un lado y chicos por otro. Aunque seguíamos conversando entre todos nosotros, no podía apartar mi atención de Amadeo, que andaba por delante de nosotras con la espalda relajada y las manos en los bolsillos. El día estaba a punto de acabar, eso me hacía sentir extraña porque habíamos pasado muy poco tiempo juntos a pesar de tenernos a centímetros casi las veinticuatro horas. Y era normal, después de todo, era un viaje de seis, no de dos.

Al llegar a la casa, cansados del viaje y saturados por la mezcla de emociones que habían sentido en la taberna de Murphy, cada uno se cobijó en el dormitorio que le correspondía. Dejé el bolso y la chaqueta colgados en un perchero tras la puerta al igual que había hecho Hela —en mi casa lo habría desperdigado todo por el cuarto como buena perezosa— y me tumbé de bocarriba en la cama.

—¿Crees que se Nicki y Jimmy se arreglarán? —me preguntó Hela desde el baño.

—Espero que sí, deberían aprovechar la noche juntos.

Lo que Hela no sabía y tampoco estaba segura de si decírselo era que Nicki no le había quitado el ojo a Estani desde lo ocurrido en el mirador. De repente, parecía que Jimmy había pasado a un segundo plano para ella. Era una chica caprichosa e inestable en cuanto a sus sentimientos, un cóctel explosivo, así que no me extrañaba nada que la discusión en el punto mágico con su novio la hubiese hecho cambiar de parecer. Y de objetivo. Eso sumado a que mi intuición pocas veces fallaba me hicieron preocupar. Incluso me había susurrado al oído lo guapo que era Estani mientras él y Hela pedían nuestras cervezas en la taberna. Más que hacerme gracia como de costumbre, me había dado mala espina. Si mis suposiciones eran ciertas, no podía permitir que nuestra amiga malcriada le rompiese el corazón a Jimmy para marcarse un nuevo objetivo con el angelito guitarrista. Era inadmisible, eso no solo provocaría la ruptura de la pareja, sino que acabaría con el buen rollo del grupo.

—¿Pensando en tu amorcito? —se burló Hela y tragué saliva angustiada como si hubiese podido escuchar la conversación mental que estaba manteniendo conmigo misma.

—¿De qué amorcito hablas, pillina? ¿Qué hay de ti? Espero que Max no te haya vuelto a molestar.

—Molestar —bufó con sorna—. Más bien creo que le he hecho un favor, no ha vuelto a dar señales de vida.

—El refresco que le tiraste encima le sentó bien.

Hela no contestó, siguió peinándose la melena con un cepillo que había sacado de un neceser con dibujos de koalas y palmeritas. Era tan achuchable que me casaría con ella si fuese un chico.

—Tampoco parece que lo estés pasando mal por ese imbécil. Me alegro.

—Es gracias a vosotros, he descubierto cosas nuevas que no dejan que me deprima por alguien tan miserable.

—Cantas genial, tía. Jamás lo habría imaginado.

—Gracias —musitó avergonzada—. Si no los hubiésemos conocido en aquel concierto...

—Los habríamos conocido igualmente, te olvidas de que la pareja de tu madre es el padre de Estani.

—Tienes razón, vaya casualidad.

Las dos nos carcajeamos y volvimos a un silencio absoluto.

—Parece cosa del destino —murmuré.

©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora