Cap 51. Estani

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Metí el libro envuelto en papel de regalo en una bolsita de cartón que el cliente me había pedido y guardé el billete de veinte euros en la caja. Soporté las ganas de bostezar y me masajeé el cuello con cuidado. El cansancio se había hecho un hueco en mi vida desde hacía unas semanas.

Los últimos días de octubre y las siguientes semanas de noviembre habían transcurrido rápidas entre el trabajo, las quedadas para estudiar y las reuniones para practicar en el estudio a las que Nicki y Paola intentaban acudir siempre que podían. Nos habíamos estado tomando muy en serio la audición a la que pretendíamos ir costase lo que nos costase. Y habíamos planeado hacer la grabación final en cuanto pudiéramos porque Hela y el resto ya se sentían preparados para enfrentar casi a la perfección la canción que habíamos elegido, aunque la mayoría lo habíamos hecho por complacer a nuestra querida vocalista: Creep de Radiohead. Era una canción lenta y delicada, nos gustaba a todos y hacía que la voz de Hela brillase incluso en un estudio de tres al cuarto.

Ya tendría oportunidad de hacerlo sobre un escenario.

—Necesito que repongas la sección del fondo —dijo Linda al salir del almacén sacudiéndose el polvo de los vaqueros—. Nuestros clientes están muy animados con los idiomas últimamente.

—Oído, jefa.

—Y tómate un descanso si lo necesitas, no me gusta verte con ojeras.

Sonreí resignado porque tenía razón, llevaba semanas sin poder relajarme, coger un libro y leer para evadirme de todo. Ahora el estudio, nuestros instrumentos y la voz de Hela eran mi evasión. Incluso al llegar a casa cada uno se encerraba en su dormitorio para seguir practicando y, en mi caso, componiendo canciones a las que les daríamos uso al grabar los ensayos y subir los vídeos a Internet.

Eso había sido cosa de Jimmy, que había pensado que sería buena idea darnos a conocer mientras tanto por Internet y las redes sociales. Y sí, la decisión de llevar a cabo el plan de Jimmy nos estaba generando visitas al canal a diario, además de que nos motivaba y nos hacía olvidar que estábamos renunciando a todos nuestros pasatiempos favoritos.

De camino a la sección de idiomas de la librería, un grito de Linda seguido de un olor a chamuscado me alertó. Me di media vuelta enseguida y corrí hasta ella, que tenía una mano cubierta por la otra. En el mostrador había una vela blanca sin encender y varios fósforos esparcidos.

—¿Estás bien, Linda?

—Solo ha sido una quemadura.

—¿Una quemadura? Déjame ver.

Con lo blanca y fina que era su piel me esperaba lo peor. Le aparté la mano sana y comprobé que el interior de la muñeca con un tono grisáceo donde se le estaba formando una pompa con líquido. No tenía buena pinta y el lugar de la quemadura tampoco me gustaba. Tiré de su brazo con cuidado hasta el almacén y ella me siguió.

—Siéntate en el sofá.

—Estani, los clientes...

—Te curaré eso y seguiremos trabajando.

No respondió, así que di su respuesta como afirmativa. Además, nos enteraríamos cuando viniese cualquier cliente porque sonaría la campanita sobre la puerta. No teníamos nada de qué preocuparnos.

Cogí un paño que humedecí en el fregadero y la crema para las quemaduras del frigorífico, y empecé por enfriarle la herida con la esperanza de que la pompa no fuese a más. Me arrodillé frente a Linda, que pretendía hacer como si no le doliese, aunque sus ojos vidriosos revelaran lo contrario, y posé el paño en su muñeca sin ejercer presión.

—Siempre tan amable —murmuró con la voz quebrada como si le doliese que lo fuera.

Evité subir la vista porque ya sabía qué tipo de expresión me encontraría, la misma que el día que había ido a trabajar después de que ella hubiese intentado besarme en la fiesta. Ese día, tras mucho tiempo teniendo sentimientos hacia Linda, hice sonar la campanita al entrar por la puerta y la saludé obviando lo ocurrido. Obviando sus sentimientos también. Desde entonces, la había esquivado todo lo que había podido para que no sacara el tema.

Le aparté el paño, comprobé que tuviese menos temperatura en la piel y me unté crema en los dedos para extendérsela por la quemadura aún sin líquido. Linda soltó un quejido por el frío. Fui esparciendo la crema con círculos leves hasta que la otra mano de ella me detuvo y subí la vista por acto reflejo.

—Si te hago una pregunta, ¿me responderás con sinceridad?

—Claro —respondí no muy seguro de mis palabras.

Siempre era sincero, pero me asustaban las consecuencias si se trataba de ella. Se aclaró la garganta con nerviosismo y me preparé para lo peor.

—¿Te gusta untarme crema?

—¿Cómo? —inquirí estupefacto.

—Pues eso, Estani. ¿Te gusta o no?

—¿Por qué debería gustarme untarte crema?

Se llevó la mano a la frente, suspiró y se reclinó hacia mí dejando caer el codo sobre su rodilla. La trenza roja se balanceó hasta acariciarme el lateral del brazo.

—Me refiero a si te gusta tocarme —susurró.

Apreté la mandíbula tenso. Seguía igual de directa que desde hacía poco, y eso siempre me pillaba por sorpresa porque no era típico en la hermana de Jimmy. Aun no sabía cómo rechazarla si es que debía hacer eso. ¿Por qué quería rechazarla? Me había gustado incluso mientras salía con Amanda. Negué en silencio, Linda apartó la muñeca y llevó las manos a mi cara para sujetarla entre sus dedos fríos.

—Si piensas tanto, las oportunidades se desvanecerán frente a ti.

—¿Qué quieres decir?

—Que sientas con el corazón y actúes. Deja de pensar y de sopesar cuáles serán las consecuencias de lo que haces.

Se acercó a mi frente, la besó y me abandonó para volver al exterior. Había llegado un cliente y ni siquiera me había enterado.

©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora