¿Cómo narices hemos llegado a este punto?
Todo había empezado con ese beso. Nunca le quise dar demasiada importancia a este chico porque, en caso de terminar mal la relación esporádica-rollo-lo que sea que surgiera, no quería arruinar el buen ambiente en el grupo que teníamos montado los seis. Él había chafado mi plan, podría haberse negado a besarme o yo haberme bebido el resto del botellín. Maldita sea, los tíos siempre me traían problemas.
Contemplé cómo los rizos negros le bailaban sobre unos ojos de un verde intenso que me intimidaba. Era corpulento, sí, y me apretaba contra él ejerciendo fuerza con las manos en mi espalda. Su perfume también era muy masculino, de los que me gustaban. No debería haberme confiado en el plan que me había propuesto: que cogiese la línea de metro con él y así le diésemos privacidad a los tortolitos.
Sin embargo, ni línea de metro ni leches. Perdimos el último metro y ahora estábamos en la parte trasera de la parada del bus nocturno dándonos el lote después de que me retara a besarlo si yo perdía la dichosa partida del juego en el móvil. Había aceptado con orgullo, en parte porque podría cachondearme de él si ganaba y en parte porque me apetecía probar esos labios gorditos en condiciones. Fuese cual fuera el resultado, saldría ganando.
Y ahí estábamos, pegados el uno al otro desde que nos habíamos rozado.
Enredamos nuestras lenguas con una compenetración impresionante, como si su boca estuviese hecha a mi medida, que ya era extraño porque yo era la chica más exigente del planeta en cuanto a besos. Si el tío besaba mal, siguiente. Si le sabía mal la boca, siguiente.
Pero Amadeo sabía a rosas, besaba de cuento y me estaba poniendo muy caliente manoseándome la espalda como lo estaba haciendo. Era obvio que nos habíamos tenido ganas desde el principio. Él me echaba miraditas cuando yo me distraía y viceversa, aunque en realidad siempre me percataba. Me aparté unos centímetros, lo suficiente para detener el beso y lo mínimo para que su aliento me hiciese cosquillas en la nariz.
—Ahí viene mi bus —musité con unas ganas tremendas de llevarme a ese chico a mi casa.
Amadeo se aclaró la garganta —y falta que le hacía— porque la tendría seca. Yo lo imité, aunque fui más disimulada. Me recoloqué la blusa y lo despeiné despreocupada.
—Que sueñes con los angelitos, o sea, conmigo. —Me lanzó un guiño—. Buenas noches, guapa.
—Espero que no te hayas quedado con ganas de más. —Le devolví el guiño con más sensualidad—. Porque no volverá a repetirse.
Me puse en el borde de la carretera y rebusqué en el enorme bolso que había traído para estudiar hasta dar con la tarjeta de transporte público. Justo antes de subirme al bus, Amadeo me llamó:
—¡Paola! —gritó con las manos alrededor de la boca—. ¡Eso que has dicho no te lo crees ni tú!
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©Amor por Causalidad I (APC) (COMPLETA) FINALISTA WATTYS2021
Romance❤️FINALISTA WATTYS2021❤️ Ninguno imaginó que una coincidencia en el pasillo de la universidad cambiaría para siempre sus vidas. Hela Luna, una joven que apenas se ha dado tiempo para descubrirse a sí misma por las exigencias de su madre divorciada...