Reunión, peleas y mensajes.
Kassia.
Cerré mi oficina y salí con Stephan de ahí, lo acompañé hasta las puertas principales a paso lento. Era un sujeto muy serio pero notaba como me miraba, por más que quisiera hacerse el duro, podía notar la forma en la que me observaba.
Lilly se apareció, parecía furiosa, me dedicó una mirada de reojo con enfado y se fue rápidamente de ahí. Fruncí el ceño.
Stephan me miró y sacudí la cabeza.
—¿Son todas así de...locas?
Me reí.
—Las mujeres de por si lo estamos, pero ella supera límites —me encogí de hombros. No sé cuál sea su estúpido problema ahora conmigo pero me están hartando la paciencia.
—Los supera o es algo relacionado con Khan Wagner. Las vuelve locas, pero sin culpa —bufó.
—¿Lo conoces?
—Si, digamos que somos viejos conocidos.
Asentí.
—¿Hace cuánto tomaste el cargo? Porque eres muy joven.
—Hace ya unos meses, quizá seis o siete, y si, lo soy, pero no una niña inexperta como piensan todos —le respondí, me miró de lado.
—No subestimo a las mujeres, no es mi caso.
Nos encontramos a Khan en la salida con un cigarrillo en la boca, alzó la cabeza en nuestra dirección.
—Supongo que te veré después, Wagner —dijo él, el susodicho dirigió su atención a mi con seriedad.
—Será así.
—Viceministra —se despidió, estrechando manos conmigo. Apretó mi mano con algo de fuerza y lo miré.
Se fue en su auto y suspiré, me devolví adentro para bajar al parking, Khan me siguió detrás, poniendo la mano en las puertas del ascensor para que no se le cierre en la cara.
—¿Tuviste que ver con que la loca de Lorey me viniera a chillar como pajarraco loco y Lilly haya salido hecha una furia de su oficina? —le pregunté, salió del ascensor y arrojó el cigarrillo, buscando las llaves de su auto.
—Si. Así lo quisiste, ¿no?
Me miró de solayo, y me encogí de hombros restándole importancia absoluta a eso.
—Yo no te obligué —pasé por su lado, yéndome a las camionetas de mi seguridad, subí y me fui de la casa presidencial. Eran pasada las ocho de la noche, él tomó un camino diferente al mío y supuse que iba al club.
Me fui al penthouse, apenas llegué fui directo a mi habitación, ya bastante tuve hoy con dos desquiciadas como para querer pensar en algo más.
Tampoco me apetecía quedarme encerrada, necesitaba unos tragos fuertes. Me di una ducha y me fui al restaurante que amaba, al aire libre. Subí a la terraza y me fui por un trago a la barra, pese a ser martes estaba lleno de personas cenando y bebiendo.
—Su trago, señorita —me lo entregaron y tomé asiento en una de las butacas. Miré de reojo a las personas, mi seguridad estaba esparcida por cada rincón del lugar.
—No creo en las casualidades pero encontrarnos dos veces en un mismo día podría serlo —giré la cabeza al oír la voz de Stephan.
Sonreí de lado.
—Tal vez —respondí, le pidió un trago al bartender y me miró.
—-¿Ya cenaste?—No aún.
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Dulce Condena [+21]
Science FictionÉl era una bestia. Ella era un castigo. Khan Wagner no era bueno. No era el tipo de hombre al que deberías acercarte para algún tipo de relación. Era sádico, frío y perverso. No le importaba el bienestar de nadie más que el de sí mismo. Líder de lo...