|| Capítulo 26 ||

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Encuentro, amenazas y muerte.



—Kassia, ¿qué sucedió? ¿Por qué estás en bata? —me preguntó Elaine apenas abrió la puerta de su casa.

—Bueno, es una historia larga pero necesito quedarme al menos hoy aquí.

—Por supuesto, pasa.

Entré después de echarle un vistazo afuera, donde las camionetas con mi seguridad estaban a lo lejos en las rejaa. Elaine me interrogó con la mirada al ver la espuma en mi cabello. 

—Loren no está así que podemos hablar de lo que sea que te haya pasado, pero primero te daré ropa y una toalla.

Sonreí. Me fui con ella a su habitación, me dio ropa de chándal azul, junto a ropa interior nueva. Me fui al baño para cambiarme y secar mi cabello, al salir tenía un secador en la mano, la miré a través del espejo del tocador, iba curiosa.

—No sé si lo maté pero apuñalé a Khan —le dije apenas me giré para verla. Sus ojos verdes se abrieron con sorpresa.

—Carajo, fuiste directo al punto. ¿Lo mataste? ¿Por qué? ¿Qué hizo?

Bajó la mirada a las marcas de mi cuello y sacudió la cabeza. Me puse de pie, dubitativa.

—No creo que esté muerto, pero la puñalada que le di se la enterré hasta el fondo de su abdomen —respondí —. Solo fue un impulso, me quitó del club y...se esmera cada día en joderme la vida. No sé, solo lo hice.

Me llevé las manos a la cabeza.

—No quiero asustarte pero Khan no es de los sujetos que muera fácilmente, es duro de matar, y dudo mucho que lo hayas logrado.

—Mierda, solo lo empeoras todo, Elaine. 

—Si ese hombre está vivo, te va a matar, yo que tú me mudo de país —se burló, pero a mi no me hacía gracia. Apreté los labios, tal vez debía haber esperado y haberme asegurado de planificarlo todo —. Descuida, dudo mucho que busque aquí.

—Lo odio, juro que lo detesto.

—Lo odias pero dejas que te folle.

Chasqueé la lengua.

—No eres digna de hablar cuando ambas sabemos que te acuestas con Blade —le reñí, hizo una mueca y sonreí —. Touché, bitch.

—Lo de Blade está muy lejos a ser igual que lo de ustedes dos. Joder, ustedes juntos en un mismo mundo no pueden existir. 

Me encogí de hombros. 

—Volví a Manhattan para acabar con su mísera existencia, por haberme encerrado por tres años, pero si está siendo difícil. 

—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras aquí. 

—No voy a esconderme, pero no quiero verlo...

—Él va a buscarte, Kassia, hará todo para hacerlo. A Khan Wagner nada se le va de las manos. 

Bufé. Bajamos a la sala y Elaine pidió dos cafés para ambas. 

—¿Por qué no bailas en otro club? —preguntó, la miré de reojo. Tomé mi café cuando nos lo trajeron.

—Porque según pude averiguar, todos están comandados por él. Se encargó de comprar todos los clubs de la ciudad y el país entero para joderme la vida y tenerme en sus manos.

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora