Pagar culpas de otros.
Salté del techo del club y caí de pie, me cerré la gabardina a tiempo antes de que alguien me viera con los pechos al aire. Tomé mis tacones en la mano y me fui corriendo por el estacionamiento, dándome contra un sujeto.
—Cuidado.
Alcé la cabeza y me encontré a un hombre de unos cuarenta y tantos, canoso, se me hacía conocido por alguna razón.
—Lo siento, adiós.
—Te conozco, eres hija de Evan Roger, ¿no? —apreté los labios cuando preguntó eso.
—No, se equivocó.
Quise irme pero me tomó del brazo con fuerza, jalándome hacia atrás. Miré el agarre y luego a él, lo aparté pero volvió a tomarme, esta vez con mayor fuerza.
—Suélteme.
—Eres su hija, estoy seguro de ello, eres la maldita niñata hija de Evan.
—Que me suelte, joder.
Sus hombres lo respaldaron cuando comencé a exasperarme para que me quitarla las maladitas manos de encima, me zarandeó del brazo y no comprendía porque hacía esto.
—Mira nada más, la preciosa hija desprotegida de Evan Roger, ese hijo de puta nato. ¿Qué haré contigo, niña?
—Si no me suelta voy a responder.
Se rió.
—Como son las vueltas de la vida. Tu padre se metió con mi mujer, humillándola y luego matándola, yo haré la misma mierda con su preciada niña.
Me tomó de la gabardina cuando me removí, se abrió y me cubrí los pechos con mi brazo.
Le escupí el rostro y me soltó, uno de sus hombres se me vino encima y le di con el tacón de uno de mis tacones, dándole directo en el ojo, al siguiente le arrojé el segundo, se golpeó la cabeza y soltó un disparo que revotó en uno de los autos.
Retrocedí cuando tres de ellos me apuntaron, pero cada uno cayó al suelo con una bala en la frente, volteé y me encontré a Khan con sus hombres.
Sus ojos fueron hacia mi, acribillándome con la mirada al verme semidesnuda ante un grupo de hombres, cerré mi gabardina.
—¿Qué carajo haces? En mi maldito territorio no vienes y haces lo que quieras, que eso te quede claro, malnacido —le gruñó al sujeto canoso, éste me miró de reojo y luego a él.
—Es la hija de Evan, llevo buscando a esa cría hace mucho y por fin la encuentro, la mantuvo muy bien oculta el malnacido.
—Todo aquel que esté en mi territorio me pertenece y sigue mis malditas reglas, aquí no haces lo que tú quieras —dejó claro Khan, le disparó a la seguridad del hombre y le apuntó.
—¿Cómo puedes defender a la hija de tu maldito verdugo? Deberías dársela de comer a los perros.
—Yo no pienso pagar culpas de nadie, que eso le quede jodidamente claro a todos —bufé —. Mi padre fue una persona aparte de mi, y lo que haya hecho no va a salpicarme a mi, porque así como lo ve, soy una Roger y no me dejaré.
—Deberían de exterminar a todos los malditos Roger.
Me reí.
—Lamento decirle, pero el legado de mi padre apenas comienza, y no dejaré tan fácilmente mi vida en manos de nadie.
—Maldita cría puta —sonreí, le quité el arma al pelinegro y le di directo en la pierna al imbécil, chilló con dolor y le apunté en la cabeza.
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Dulce Condena [+21]
Science-FictionÉl era una bestia. Ella era un castigo. Khan Wagner no era bueno. No era el tipo de hombre al que deberías acercarte para algún tipo de relación. Era sádico, frío y perverso. No le importaba el bienestar de nadie más que el de sí mismo. Líder de lo...