|| Capítulo 66 ||

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Nueva amenaza y nuevo enemigo.



Me restregué los ojos con cansancio, estaba exhausta y solo quería dormir hasta siempre. Me pasé una mano por el cabello y vi las candidaturas a ministros en las noticias, todos estaban como locos.

No he conseguido el paradero de Lucy y eso me tenía día y noche trabajando para hallarla. Era una persona jodidamente buena que no merecía nada de esto, siempre era tan alegre y comprensiva con todos.

Solo Gerry y Karol sabían mi verdadera identidad, pero ella no, aunque ahora no me importaba mostrarla para sacarla de donde sea que esté.

Karol se ha quedado aquí, la casa estaba llena de seguridad y nadie podría entrar. La seguridad de parte de Liam se me incrementó y aunque era algo que no me gustaba porque solo seguían órdenes de Khan, debía aceptarlos.

—Ya he abusado de tu ayuda, Kassia —comentó Karol y la miré.

—Claro que no, llevas solo una semana aquí, no puedes volver a club —respondí, ella hizo una mueca —. Esta casa es enorme, y me hace falta compañía.

—¿Has sabido algo de Lucy? El día que se la llevaron el sujeto que se la llevó la arrastró del escenario hasta su camioneta, lo peor de todo es que nadie podía intervenir porque se dice que se la llevó alguien de alto poder —comentó preocupada.

—¿Alguien de alto poder?

—Si, no sé quien es, pero tal vez el señor Wagner sí.

Me quedé mirando mi laptop de reojo. ¿Podría ser Benjamín? No, no creo, Khan no iba a dejar que él metiera sus narices ahí si es que estaba vivo.

Me llevé las manos a la cabeza, no sabía por donde comenzar, no podía volver a club.

—Mierda —gruñí. Odiaba estar en blanco, no saber por donde ir, y menos teniendo a Khan de por medio, él sabía todo siempre. 

Karol se fue a descansar y me quedé en la sala, buscando información que me sea útil.

Un hombre poderoso.

Solo se me ocurría Benjamín, pero no sabía aún si estaba vivo.

La cabeza me dolía horrores y creo que era porque no he tomado mi medicina. Maldita seas Ronan Stone.

Mi gato se acostó en mi regazo y sonreí, dejé de trabajar y apoyé la cabeza contra el respaldo del sofá, quedándome dormida.
Pero desperté cuando mi móvil comenzó a sonar, lo tanteé en la mesa de centro, lo tomé y abrí los ojos por completo. Eran apenas las dos de la mañana, ¿quién molestaba a esta hora?

—¿Quién es? —pregunté, adormilada.
Dark saltó al suelo y sus vellos se pusieron en punta.

—Hola, hola, Kassia Roger.

Me quedé estática en mi lugar, hablaban con un distorsionador de voz y eso nunca indicaba nada bueno. Mucho menos la corazonada que tuve.

—¿Quién eres?

Un viejo... conocido —se rió del otro lado de la línea —. Pero aquí realmente lo importante es que llamo solo para confirmar que tengo el número verdadero de la viceministra de Manhattan.

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora