|| Capítulo 74 ||

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Sentimientos negados y confesiones.



Kassia.





Desperté con un terrible dolor de cabeza, no recordaba cuanto había bebido, pero creí que no había sido tanto. Me tuve que armar de valor para asaltar la caja fuerte de Khan, pero al parecer no resultó nada bien ese plan. Recordaba que casi me dispara, pero por suerte aún conservaba la cabeza en mi cuerpo.

Me metí al baño y me di una ducha de agua fría, saliendo en ropa interior. Era sábado y no tenía ganas de ir a ningún jodido lado, pero tampoco me iba a quedar de brazos cruzados, necesitaba hallar algo de Elián. Se me estaba haciendo difícil buscar algo de ese fantasma.

Me relamí los labios, metiéndome en el clóset, tomé un vestido largo, ajustado al cuerpo, azul. Opté por unas botas cortas y arreglé un poco mi cabello húmedo con los dedos.

Me estaba acordando de algunas cosas de anoche en el penthouse y algunas idioteces que le dije a Khan, ahora me reía, pero era muy estúpida ebria.

Bajé los escalones uno en uno, casi caigo en el último cuando me choqué con alguien, pero me tomaron de la cintura.

Vi a Blade, me soltó y lo miré.

—Gracias —le dije, se metió las manos en los bolsillos y asintió. Entrecerré los ojos y arqueó una ceja —. ¿Conoces a Elián Roger?

—Si.

—¿Y sabes algo de él

—Aja.

—¿Y me dirí...?

—No me meto en eso.

—Supongo que Khan está metido en esa decisión  —se encogió de hombros y rodé los ojos, frustrada —. Jódanse los dos.

Seguí a la cocina por un vaso de agua y me senté en uno de los taburetes, apoyé el codo en la isla y miré mis uñas repiquetear contra el mármol.

Necesitaba buscar debajo de las piedras, a él y a Benjamín, pero para ello tenía a su hija. Sí, ese hijo de puta tenía una debilidad, y ella estaba en mis manos.

Solté el vaso y bajé del taburete, tomé un abrigo ya que estaba algo nublado. Me fui del penthouse hacia el edificio abandonado, se supone que ahí debería de estar Ava.

Subí las escaleras y me fui hacia la habitación, empujé la puerta y solo vi a Bean de pie, como un robot.

—¿Y Ava?

Me miró seriamente.

—Se fue.

—¿En dónde está?

—No tienes que saberlo.

—Es mi prima, tengo más derecho que cualquiera a intervenir en esto, así que mejor dímelo —le exigí, estaba cansada de que siguieran todo lo que Khan les decía. Benjamín me estaba jodiendo a mí no a él.

—Ve y pregúntale a Khan si eres tan boca suelta.

—Bájale a tu humor de mierda, tus problemas no son míos, así que mejor golpéate la cabeza contra la pared —le gruñí de mala gana, su actitud era entendible por todo lo que vivió, pero odiaba el hecho de que se creyera con el derecho de hablarme como si fuera nada.

Buena, Khan era igual, pero nunca me dejé de ese idiota.

Me di la vuelta y me fui del edificio llamando a Rebeka, era la única a la que le podía sacar información.

—¿Cuál es este hermoso milagro de que me llames?

Me reí por lo bajo y abordé mi auto.

—¿Sabes en dónde está Ava?

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora