Aurora Morozov y explosivos.
Kassia.
Las llamadas de parte de Elián no acababan, y a mi no me apetecía responderle a ninguna porque sé que si lo hacía era para joderme de alguna manera. Aunque claro, lo iba a hace habitualmente y debía estar preparada para cada mínimo movimiento.
Puede golpear a cualquiera de mi núcleo, mi lazo más sentimental y cercano en estos momentos era con Elaine, pese a las peleas y que ella ponga por encima de todos a su padre, pero no podía pensar en que algo malo le sucediera. Era como mi hermana aunque ahora estuviésemos alejadas.
La seguridad de todos había incrementado al triple, pero la mía era jodidamente atroz. Khan me había puesto alrededor de treinta hombres para que me sigan, los militares de la casa presidencial, más, sus hombres.
No podía pensar con claridad el próximo paso a dar, la cabeza me iba a estallar. No dormía hace tres días. Y hoy, era mi cumpleaños.
Vaya infierno. Mis veintidós años. Un año que estoy aquí de vuelta a Manhattan. Un maldito año en el que me condenaron a cargar con el peso de los pecados de mi papá.
Cada día me convencía más de lo diferente que era como padre a como hombre de negocios. Tenía demasiados enemigos, aunque Elián iba por mi, por mi simple existencia, y se que hasta no verme muerta no se iba a detener. No pensaba darle ese gusto a nadie, a ninguno de los hombres detrás de mí que creían que podían joderme.
Me quité el cabello del rostro y me enderecé. Vestía un enterizo negro y botas del mismo color. Me puse un chaleco corto, blanco y lo dejé abierto, saliendo de mi habitación.
He ido a la casa presidencial un par de veces a la semana. Según supe, Ronan estaba internado en el hospital por golpes que sufrió a causa de un secuestro. Sabía que en eso estaba metido Blade y no era mi asunto.
Ya bastantes problemas tenía como para involucrarme en sus cosas personales.
Me puse un mechón de mi cabello húmedo detrás de mi oreja y salté el último escalón de las escaleras. Topándome con las noticias en la tele sobre Khan y su candidatura.
Era tendencia mundial, era el único que no estaba haciendo campaña y según decían era sorprendente porque iba por delante en las elecciones. Aún así si no gana, hará lo que sea por coronar él y no alguien más.
Ese puesto era suyo por parte de su madre, lo había dejado a él en ese puesto, pero prefiere pelearlo antes que tomarlo. Khan era de guerras y sangre. Le gustaba demostrar que era mejor que todos en todo en sus propias caras.
No me lo encontré en el penthouse y salí de el, me fui hacia la casa presidencial para ver cómo estaba todo por ahí.
Vi de reojo a la nueva secretaria de la presidencia y apreté los labios. Rose era una buena persona que no merecía nada de lo que le sucedió, y Elián iba a pagar lo que le hizo. Tanto él como Benjamín.
Mi móvil sonó en mi bolsillo y mire el nombre de mi medio hermano en la pantalla.
—Tú —alcé la cabeza al ver a Lilly acercarse, señalándome.
—¿Ahora qué quieres de mí?
Me moví a tiempo cuando me quiso apuñalar con una navaja en el pecho. Tome su muñeca y se la torcí sin dudar, su chillido se expandió por cada espacio de la presidencia y no me importó ver que algunos espectadores se acercarán a vernos.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Condena [+21]
Ciencia FicciónÉl era una bestia. Ella era un castigo. Khan Wagner no era bueno. No era el tipo de hombre al que deberías acercarte para algún tipo de relación. Era sádico, frío y perverso. No le importaba el bienestar de nadie más que el de sí mismo. Líder de lo...