|| Capítulo 79 ||

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El comienzo de la tortura.


El agua fría me hizo reaccionar y abrir los ojos abruptamente. Lo primero que vi en mi campo de visión fue a Amy con una cubeta de agua. Me relamí los labios, sintiendo el agua en ellos. Mis pies poco y nada tocaban el suelo, estaba sujeta a una cadena en el techo. Astutos, escogían cadenas antes que sogas.

Se notaba los años en este rubro, yo también me sabía algunos trucos como este. Lo más resistente a las manos era una cadena, la soga era más fácil para librarse en un caso así.

Mis muñecas dolían por la presión de las cadenas, le habían dado como cinco vueltas, cortando mi circulación. Alcé la cabeza, ignorando el dolor en todo mi cuerpo.

—Hasta que despiertas, doce hermosas horas que has dormido, bonita —me dijo sarcásticamente Amy y sonreí para complacer su odio aún más hacia mí.

—La bella durmiente, hermosa —bufé.

Sus dientes se apretaron y me dio satisfacción ver que aún atada podía joderla sin mis puños. Una habilidad que enojaba al enemigo: mantener la calma.

Oí el ruido de la puerta y luego unos pasos, la imagen de Benjamín Roger se hizo presente y apreté la cadena.

Era muy parecido a mi papá, físicamente, pero mentalmente le faltaba demasiado. Lo que Evan Roger tuvo, él tiene ni la mitad. A veces la propia envidia venía de la familia y no de tus enemigos. Las peores traiciones son las de las personas cercanas.

—Kassia, cuando creí que volvería a verte no pensé que fuera así, pero tú te has metido con mi hija —habló.

—Tío, me vienes siguiendo desde antes. Adrien por ejemplo fue un espía tuyo, y eso fue mucho antes de Ava —respondí. Se acercó hasta quedar frente a mí, mirarlo a los ojos me recordaba un poco a mi padre, pero le mantuve la mirada porque sé que eso lo tomaría para su beneficio.

La vulnerabilidad no era una opción en este momento.

—Ah, eso —sonrió —. Bueno, en realidad era por Khan, hasta que luego supe de su amorío secreto. Nunca creí que a Khan le interesara alguien, y mucho menos la hija de su verdugo.

—Es un matrimonio a la fuerza, ni creas que somos una parejita como a todos les hace creer eso —bufé —. Fingiste bastante bien tu muerte, ¿eh?

—Los grandes sabemos como jugar, querida.

—Pues si supieras jugar tu hija no estaría a nuestra merced —su sonrisa se borró y fue mi turno de sonreír con ganas, pese a que comenzaba a sentir mis brazos adormecerse —. Uh, creo que fue un golpe bajo eso.

—¿En dónde la tienen?

—Quien la tomó en primer lugar no fui yo, sino Khan —le dije —. Y aunque supiera en donde está, no te lo diría. Resisto muy bien a la tortura, aunque no lo creas, así que mejor comienza.

—A ti te torturaremos física y mentalmente, pero esto será un golpe para todos—se acercó a mí y me tomó del mentón con fuerza —. Aquí sufre uno y todos. Solo quiero esperar a ver si Khan no se muere, si pasa esta noche, ahí comenzará la verdadera tortura, sobrina.

—Siempre serás la sombra de mi papá te joda o no —escupí, me apretó la barbilla como si me quisiera romper la mandíbula con la mano —. Aún muerto es recordado y mejor que tú...

Me dio una bofetada y me reí en su cara.

—Comienza con algo muy suave —le dijo a su hija y me dio la espalda —. Ten una cosa clara, sobrina: aún sigo respirando, y de pie, cosa que tu padre no.

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora