|| Capítulo 18 ||

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Fiesta de aniversario.




El agua caliente dolió en mi cuerpo cuando me metí en la tina. Dolía jodidamente horrible caminar y eso que jamás creí el término de dejar a alguien sin caminar después de tener sexo, pero comenzaba a hacerlo.

Cerré los ojos, dejando que el agua caliente abriera cada uno de mis poros y me relajara por completo. 

El sonido de mi móvil me interrumpió el momento de tranquilidad, lo alcancé y respondí sin ver el nombre en la pantalla.

—Diga.

—¿Qué piensas hacer hoy en la noche?

Elaine.

—Pegarme un tiro seguramente, ¿tienes algo mejor en mente?

Se rió del otro lado de la línea y sonreí.

—No sé si mejor, pero quiero que estés conmigo hoy en la noche, papá quiere celebrar los tres años de aniversario de casados que llevamos Loren y yo, me gustaría que estuvieras, sería bueno.

Hice una mueca, ganas de estar rodeada de personas es algo que no tenía, y tampoco de verle la cara a su maldito y clasista esposo y padre, pero era como mi hermana e iba a estar ahí para ella.

—Bien, iré, pero que conste que es por ti y no por ese...sujeto que tienes como esposo.

—Lo sé, y me alegra que vengas, es a las 20:30 pm, tú ven cuando te desocupes. En nuestra casa, te pasaré la ubicación.

—Bien, ahí estaré.

Colgó al rato de charlar un rato y me envió la dirección por mensaje, solté el móvil y salí del agua después de que mis manos comenzaron a arrugarse. Me envolví en una bata, apoyé los pies en el suelo y bufé. 

Tenía que terminar de firmar unos documentos que me envió una de las secretarias de la casa presidencial y luego enviarlos, así que después de eso estaría libre para ir a la dichosa fiesta de aniversario de mi mejor amiga.

Me fui a mi habitación y me senté en la cama con todos los documentos, los leí, ya papá me había truqueado como para no leer las letras pequeñas. Me pasé toda la tarde en eso y luego envié los papeles con uno de mis guardaespaldas. 

Tomé del clóset un vestido negro, largo, ajustado, me permitía moverme al menos, pero si estaba algo ajustado. Era de mangas largas, remarcaba mi silueta y eso me gustaba. No tenía ganas de usar algo corto, además hoy era una noche un tanto fría.

Tomé unas botas negras, haciendo juego, me puse unos pendientes y un colgante con una piedra de esmeralda. Dejé mi cabello en una coleta alta y me puse algo básico de maquillaje, tome un bolso negro pequeño para guardar lo justo y necesario. Salí de casa después de tomar mi gabardina negra del perchero cerca de la puerta.

Emprendí viaje a casa de Elaine, al llegar vi una enorme mansión rodeada de autos, bajé de la camioneta cuando me abrieron la puerta. Odiaba que hicieran eso, tenía manos y podía hacerlo yo.

Vi en la entrada a cinco camareros atendiéndonos, le entregué a uno de ellos mi abrigo y mi bolos, yéndome hacia dentro de la casa. Ésto seguro es como de Ronan y Loren, Elaine prefería las fiestas clásicas y no tan elegantes y formales.

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora