|| Capítulo 11 ||

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Contrato sin retorno.


Me quité las gafas de sol y bajé de la camioneta cuando me abrieron la puerta, me encontré a Khan saliendo de su auto. Frederic nos esperaba en la entrada de mi casa, volver aquí me volvía loca, pero no iba a dejarlo ganar de alguna manera al verme débil.

Me quité el cabello del rostro y caminé delante de él, hoy se leía el testamento de papá y estaba jodidamente nerviosa, no sé qué carajos hacia él pero seguro que también está incluido en el.

Me relamí los labios y miré a Frederic cuando se me quedó viendo.

—Kassia, tres años te han vuelto una mujer. Tu padre estaría orgulloso.

—Lo que no te mata te fortalece.

—O te condena —bufó el malhumorado detrás de mí, me moví a tiempo cuando me rozó el hombro al pasar primero. Apreté los dientes con enfado y entré a casa, miré todo de reojo con nostalgia.

Este era mi hogar, lo extrañaba demasiado.

Vi en la sala a los dos abogados de confianza de papá y al juez.

—Señorita Roger, finalmente volvemos a vernos —dijo el juez, lo conozco desde niña, era muy buen amigo de papá.

—Daniel, es bueno verte —sonreí con sinceridad, al fin una cara que quería volver a ver.

—Dejen la mierda de saludos y solo hablen.  No sé qué carajos hago aquí pero solo lean el puto testamento así me largo —irrumpió Khan, todos lo miraron, yo no lo hice, solo me centré en Daniel, él sería quién iba a leer el testamento de papá.

Respiré hondo y solo dejé que comenzara con la lectura después de hacerlo firmar unos papeles de potestad de lo que nos dejaría papá.

—Como sabrán, Evan tenía muchas cosas, así que ésto será algo largo —explicó Daniel —. Lectura del testamento de Evan Roger; donde hereda todas sus empresas y negocios legales a su única y legítima hija Kassia Roger. La empresa de petróleo. La empresa de recursos humanos. La empresa de benificos caritativos—me miró y asentí —. Sus propiedad, como sus casas en cada parte del mundo serán dadas a Kassia Roger.

Moví el pie con impaciencia y algo de nerviosismo. Frederic me miró de reojo y apoyó su mano en mi hombro.

Esta casa.

Los recuerdos.

No podía después de tres años venir a sentarme y escuchar como mi papá se despejaba de lo que era suyo para darmelo a mi.

Aceptar que ya no estaba era jodidamente duro.

—¿Quieres salir un rato, Kassia? —me preguntó Daniel y asentí. Me puse de pie y salí de casa, sintiendo el nudo en mi garganta.

Tomé varias bocanadas de aire y cerré los ojos, necesitaba ser fuerte cuando de papá se trataba, él me lo dijo, me preparó para esto pero no podía.

Me tomé un momento afuera, tratando de calmarme. Cuando finalmente estuve tranquila me devolví adentro donde todos los hombres en la sala voltearon a verme. Tomé asiento de nuevo y miré a Daniel.

—Lo siento, continúa.

Asintió.

Miré de reojo a Khan cuando me clavó la mirada fijamente, se mantuvo de pie en toda la lectura, mirándome como si quisiera que dejara de existir.

Le eché un par de vistazos a cada rato, no me fiaba de alguien tan...peligroso como él. Siquiera tenerlo cerca activaba mis alarmas.

Lo miré de pies a cabeza mientras Daniel seguía mencionando todas las propiedades de papá. Las ilegales sé que se las dio a Khan.

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora