|| Capítulo 72 ||

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Interrogatorio y búsqueda de información.





Los médicos trataban de limpiar la sangre de mi rostro que no me permitía ver del todo, pero mis ojos estaban en el anillo de Rose que estaba en el suelo. La habían destrozado y me la arrojaron encima. Khan se devolvió con Liam del bosque, los cuerpos de los sujetos muertos iban siendo sacados uno a uno.

Diría que sentía algo de remordimiento, pero no lo hacía, Frederick merecía cada mísero segundo de agonía, y sus hombres también. Si no me defendía, moría.

Fue un contraataque de defensa, además de que Frederick me las debía. Mi padre no estaba para defenderse y los traidores eran mierda.

—En total son 23 hombres muertos —contó el forense, sentí la mirada de Khan en mí y alcé la cabeza, sin inmutarme. Creí que habían sido menos, pero el disparar a diestra y siniestra quizá no conté bien.

—Necesitaremos hacerle algunas preguntas, viceministra —un oficial del FBI se acercó y me miró, haciendo una mueca.

—¿Puedo ducharme al menos, o debo ir así? —le pregunté.

—Le enviaré a uno de mis oficiales para que la escolte y luego la lleve a la estación —me dijo, asentí de acuerdo, sin ánimo de discutir con nadie.

Khan detuvo a un médico forense y destapó el cuerpo de Frederick me volteó a ver y solo me encogí de hombros.

Ojo por ojo, así era la cosa en este mundo, y si iba a pagar los pecados de mi papá, iba a defenderme bien. Nada a medias.

Abordé la patrulla, Liam me acompañó por orden de Khan, apoyé la cabeza contra el asiento y cerré los ojos hasta llegar a casa de mi padre, ahí habían más policías del FBI. Ellos no deberían de intervenir en esto.

—Entre, la esperaré aquí —me dijo Liam, me metí a mi habitación, viendo de reojo el desorden de la sala. Dejé que el agua fría cayera sobre mí, llevándose la sangre de mi cuerpo. Restregué la esponja, dejando mi piel rojiza de tanta fuerza que ejercí.

Tantos sujetos detrás de mí, los pecados de mi papá los estaba cargando yo. Ya no sé si me importaba eso, debía hacerme la idea de que era una Roger y los ataques no iban a detenerse hasta que no se corten de raíz.

Uno a uno.

Debía cortarlos, lenta y dolorosamente de a uno. No me importa la mierda que deba venir, acabé con el primero, solo faltaban algunos más.

Ya no iba a ser el saco de boxeo de nadie más, eran ellos o yo.

Golpearon la puerta del baño, haciéndome espabilar.

—Viceministra, debe salir en cinco minutos —me avisó Liam. No dije nada y apagué el grifo, saliendo de la ducha.

Me vestí y bajé custodiada por Liam y el oficial. Me llevaron a la estación del FBI, se detuvieron en un parking subterráneo, bajándome.

—Señorita viceministra, lamento que nos conozcamos así, pero es un placer por fin tenerla car a cara —vi al capitán del FBI frente a mí y lo recorrí de pies a cabeza, deleitándome con su atractivo. Su cabello era castaño y sus ojos azules, pero no uno caótico y frío, sino brilloso e intrigante.

—Si, lo mismo digo, Kassia Roger.

—Tyler Murphy —se preentó y estrechamos manos —. Pase por aquí.

Me guió hacia una sala de interrogatorios y tomé asiento frente a él.

—¿Quiere un abogado?

—Solo acabemos con esto de una vez; comience preguntando lo que quiera —le dije, apretó los labios, pero se limitó a obedecer. Tenía un poder más grande que el suyo, y por sí o por no, debía obedecer.

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora