| |Capítulo 16 ||

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Cuarto del conserje, vestido roto y club.

Khan.


El alcohol se deslizó por mi garganta, ya no lo sentía como antes, era como agua para mí. Y lo cierto es que jamás iba a ser diferente cuando he tenido peores cosas en mi cuerpo.

Las personas de alrededor se movían por todos lados y era asqueante estar rodeado de imbéciles que no le aportaban nada bueno a la vida, solo me daba dolor de cabeza estar rodeado de personas.

Blade se mantenía al margen pero mirándole la mujer a su hermano, el imbécil ni siquiera aceptaba que no era suya, pero cuando él quiere algo lo obtiene a como de lugar.

Mis ojos se desviaron hacia los de Kassia Roger hablando con Daniel, ella lo escuchaba atentamente mientras él le hablaba. Mis dientes se apretaron cuando sus caóticos ojos los dirigió en mi dirección cuando él se fue.

No me apartó la mirada como todos lo hacían, mis ojos descendieron lentamente por su vestido rojo, su pierna derecha iba al descubierto, el escote dejaba demasiado a la imaginación de lo que escondía detrás de ese vestido.

Era una cría rica, poderosa e inexperta. Cualquiera podría fácilmente destruirla o eso pensaría cualquier inepto sin experiencia, yo la veía, y era débil, pero fingía más de lo que era, y eso perfectamente lo estaba viendo.

—Al fin de cuenta resultó siendo una mujer y no una cría como pensaste —habló Blade, lo miré de reojo.

—Sigue siendo un cría para mí.

—Salgamos afuera —Loren se acercó a su hermano y me miró de reojo —. Seguirán siendo bestias así se vistan de seda.

—Solo cierra la boca, Loren, estás siendo patético —le riñó su hermano —. Y si no quieres que te parta la cara aquí y quedes en ridículo, es mejor que te des la vuelta y te vayas a chuparle los pies a Ronan.

Loren apretó los puños, detuve su mano mano cuando se le fue encima a su hermano, lo empujé del torso y me miró. Era imbécil pero no tanto, sabía hasta donde llegar y con quién.

—Lárgate o me encargaré de hacerlo.

—Van a pagar los dos, su vuelta a Manhattan les costará caro, y tú, aléjate de mi esposa.

Se dio la vuelta y se fue, varias miradas se fueron en nuestra dirección, me encontré esa verdosa puesta en mi y me arregle el traje, Blade se fue y apreté los puños. No tenía más ganas de estar aquí.

Me encaminé a la salida al momento que me llevaba a alguien por delante, la jalé del vestido y oí un estruendo de su ropa. Mis ojos encontraron a la cría.

Se cubrió los pechos cuando su vestido se rasgó en la parte del escote al tomarla bruscamente. Las cámaras se la comieron viva apenas la vieron, corrieron directo aquí y la sentí pegarse a mi, la empujé hacia una puerta y cerré detrás de mí.

«¿Qué carajo hacía la puerta del concerje a mitad de pasillo?»

Ella bufó, sentí sus puntos sensibles golpear mi torso y descontraje la mandíbula. Me empujó y se cubrió los pechos.

—Rompiste mi maldito vestido, hijo de puta.

—Si, lo normal sería que te pongas un maldito sostén y no andes con las malditas tetas sueltas.

—¿Disculpa? No sabes nada de vestimenta, imbécil.

Se trató de cubrir con el vestido pero estaba roto.

Dulce Condena [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora