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—Bien—Habló el menor rompiendo con el silencio que inundaba la sala—¿Cuál es la respuesta?

Yoongi soltó su bolígrafo, dejándolo sobre la mesa de café y volteando su cuerpo para mirar al castaño.

El chico se encontraba recostado en el sofá, apoyado sobre uno de sus codos para alzar ligeramente su torso mientras que él se encontraba sentado en el suelo, dejando su cuerpo descansar contra los asientos de este.

El azabache miró su cuaderno, miró a Jimin, y volvió a mirar en dirección a la libreta.

—La matriz A es 3x3—Dijo, con el ceño fruncido mientras repasaba la resolución del ejercicio.

—¿Y la B?

—¿3x4?—Cuestionó, sin molestarse lo más mínimo en tratar de camuflar su duda.

Jimin extendió el brazo que no se encargaba de sostener su cuerpo, pidiendo silenciosamente el cuaderno del contrario para comprobar el resultado de las matrices que el mayor debía resolver.

Tardó un par de minutos.

Un par de minutos en los que se mantuvo en silencio mientras sus ojos repasaban los escritos de su novio y sentía la mirada de este observándole atentamente, sentado a los pies del sofá y apoyando la barbilla sobre sus brazos cruzados, que descansaban en los asientos de este, a escasos centímetros de donde el cuerpo de Jimin se encontraba.

—Bien—Se limitó a decir, causando una orgullosa sonrisa crecer en los labios de Yoongi, que no tardó en deshacerse de ella para hacer un ligero puchero y pedir silenciosamente un beso por parte de su novio.

Jimin rio, cubriendo su rostro con el cuaderno del chico y acostándose completamente en el sofá mientras juguetonas carcajadas seguían brotando de entre sus labios.

Yoongi hizo crecer su puchero, forzando ojos de cachorro en dirección al castaño, que le miraba divertido.

—¿Y mi beso?—Preguntó el azabache, provocando que otra pequeña carcajada emergiese del menor.

Este rodó los ojos con fingida molestia, como si se encontrase extremadamente cansado de ello, pero no dudó un solo segundo en inclinarse hacia adelante y depositar un casto beso en los labios del mayor, que sonrió con amplitud bajo la atenta mirada del castaño cuando este volvió a dejarse caer sobre los cojines.

—Podría acostumbrarme a estudiar así—Dijo el azabache.

—Parece que el sistema de recompensa funciona bien contigo—Murmuró con cierto tono burlón.

Yoongi le sacó la lengua en un gesto infantil, recuperando su libreta y volviendo a girar su torso, dispuesto a seguir resolviendo los cálculos que aparecían en el libro que había sobre la mesa de café en la que estudiaba.

No logró volver a centrarse en los ejercicios, pues distraídamente, una de las manos de Jimin viajó hasta su nuca y comenzó a acariciar los cortos mechones de cabello negro de la zona.

Trató de ignorar los pequeños dedos del menor, que se adentraban entre sus hebras y jugaban con ellas en arbitrarios movimientos circulares; y sin ser consciente de ello, al igual que tampoco había sido consciente del momento en que sus párpados se habían cerrado, sus cuerdas vocales vibraron roncamente, en un sonido satisfactorio que recordó al castaño al del ronroneo de un felino.

No pudo evitar sonreír con suavidad.

Y notó como el mayor ladeaba su cabeza ligeramente y seguía su toque, presionándose con suavidad contra su mano en busca de mayor contacto.

—¿Lo pasaste bien en casa de Taehyung anoche?—Cuestionó con voz grave y baja.

Jimin asintió, provocando también una afirmación desde el fondo de su garganta, recordando cómo, al volver, Yoongi ya se encontraba prácticamente dormido en el sofá.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora