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—¿Te duele?—Preguntó con suavidad el azabache a la par que alzaba levemente la vista para encontrarse con la mirada de Jimin.

El menor negó con suavidad, cerrando los ojos y sintiendo cómo una suave sonrisa curvaba las comisuras de sus labios hacia arriba.

—No más que normalmente—Murmuró, sintiendo suaves caricias por parte de Yoongi sobre la piel de su bajo vientre.

El mayor guardó silencio durante unos segundos, pensativo.

—¿Y te duele mucho normalmente?—Preguntó con inocencia y sincera curiosidad.

Jimin sonrió, disfrutando del contacto de las yemas de los dedos de Yoongi sobre su piel y del modo en que la pierna que este había pasado sobre las suyas, abrazaba su cuerpo recostado entre las sábanas revueltas de su cama. 

—En ocasiones si; algunos meses más que otros—Musitó volteando levemente la cabeza sobre la almohada para enfrentar la mirada del azabache.

—¿Es ahora una de esas veces?

El castaño sonrió ampliamente, enternecido.

—No.

La mano de Yoongi seguía repartiendo suaves caricias sobre su piel, mientras su otra mano se encontraba entrelazando sus dedos con los del menor.

Jimin se sentía en completa paz en aquellos momentos; una paz que no solía sentir durante sus días con el periodo, pero que el azabache había sido capaz de brindarle con su sincera preocupación e interés por su bienestar.

Y le había sorprendido, porque su mente le había convencido de que el mayor se sentiría desagradado por esa parte de él.

Los minutos transcurrieron en silencio, y repentinamente, Yoongi se incorporó ligeramente en la cama, despegando su mejilla del hombro del castaño, contra el cual la había tenido presionada, y acabando con las caricias que repartía sobre su cuerpo para quedarse mirándole en silencio durante unos cuantos segundos más.

—¿Puedo preguntarte algo?—Inquirió con un fino hilo de voz.

Jimin asintió, aun tumbado sobre la cama.

—Alguna vez... has... ¿Alguna vez has pensado en hormonarte?

El menor chasqueó la lengua, cubriendo después su rostro con su antebrazo y dejando salir de sus labios un pesado y largo suspiro, antes de volver a mirar a su novio.

—No.

—¿Estás hablando en serio? ¿Nunca has... pensado en hacerlo?

Jimin sonrió de manera triste, fijando su mirada sobre el techo de la habitación del azabache.

—De todos modos eso es algo que está completamente fuera de mi alcance. Mi madre nunca aceptará lo que soy, y aún faltan cuatro años hasta que sea mayor de edad. ¿De qué me sirve siquiera pensarlo si sé de antemano que es imposible?—Preguntó sin esperar una respuesta—No voy a llenarme la cabeza de fantasías que van a acabar decepcionándome al no cumplirse.

—Y si... ¿Y si pudieras conseguir las hormonas? ¿Que harías?

Otra sonrisa triste surcó los labios del menor.

Precisamente por eso jamás se había planteado la idea de tomar hormonas; sabía que era algo imposible para él, y hablar de eso como si realmente fuera una posibilidad fiable, resultaba ciertamente doloroso.

—Yoongi, mi madre nunca aceptará nada de esto así que...

El chico frunció los labios, guardando silencio y volviendo a recostarse junto al cuerpo de Jimin, retomando las caricias que estaba repartiendo sobre su vientre.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora