59

3.9K 481 192
                                    

—He llegado lo antes que he podido—Dijo el menor con la respiración agitada mientras terminaba de recorrer a paso rápido el pasillo del hospital hasta llegar junto al cuerpo del azabache.

Yoongi miraba fijamente la puerta doble que había frente a él, y aun sabiendo lo que aquello significaba, preguntó.

—¿Cómo está?

—Acaban de llevársela—Murmuró, mirándole pero todavía algo absorto.

Jimin sonrió ligeramente en su dirección, parado junto a su novio en mitad del pasillo y frente a aquella gran puerta.

—Siento no haber podido avisar con mas tiempo—Se disculpó el mayor—Ha sido todo muy rápido, ni siquiera los médicos lo habían previsto. Quiero decir, ¿quién coño se iba a imaginar que el riñón de ese hombre sería compatible con mi madre?—Inquirió retóricamente, volteando suavemente para mirar al castaño—Supongo que tenías razón. Solo hacían falta un par de semanas; y honestamente, a pesar de ser ateo, no puedo evitar pensar que esto es algún tipo de milagro.

El chico alargó su mano, agarrando la del contrario y sintiéndose satisfecho cuando sintió los dedos de este entrelazarse con los suyos.

—Oye—Murmuró; y Yoongi, que había bajado su mirada a sus manos, volvió a conectar sus ojos con los del menor—Todo saldrá bien.

Sonrió con brevedad.

—Eso espero.

El castaño le devolvió el gesto, sonriendo mas ampliamente sin llegar a separar los labios pero causando aun así que sus ojos se entrecerrasen.

—Vamos—Dijo segundos después, tirando del brazo del mayor hasta lograr desplazarlo levemente de su sitio—La operación durará unas horas; y como te conozco sé que aun no has comido nada. 

Yoongi rodó ligeramente los ojos, no pudiendo contener una nueva sonrisa, una mucho mas sincera esta vez; y sin protestar, se dejó arrastrar por los pasillos del hospital de la mano de Jimin.

Y prácticamente sin darse cuenta, el castaño logró sacarlo fuera del centro médico, cruzando la calle aún con sus dedos entrelazados y obligándole a sentarse en la cafetería que había en la calle de enfrente, alegando que debía alimentarse con al menos un batido y unos bollos  que fuesen reales, y no aquellos de la máquina expendedora que había estado comiendo.

—¿Tu no vas a tomar nada?—Preguntó el mas alto cuando su novio colocó la orden que había pedido frente a él, apoyando sus codos en la superficie de la mesa y sujetando su cabeza con las palmas de sus manos, dispuesto a observarle comer con una dulce sonrisa en sus labios.

Casi tan dulce como el glaseado que adornaba los postres.

—Estoy bien, hyung. He comido en casa justo antes de que llamaras.

El azabache frunció el ceño al escucharle, masticando un trozo de pastelillo que había metido en su boca segundos después de preguntar.

—¿Han dejado que vinieras?

—No había nadie en casa—Contestó encogiéndose de hombros.

—¿No va a ser peor si vuelven y ven que no estás?

Jimin amplió su sonrisa.

—Escucha, estar contigo aquí y ahora es mucho mas importante para mi que las consecuencias que pueda tener por haberme ido.

El contrario no pudo contenerse.

Agarró una de las muñecas del menor y lo atrajo suavemente hacia si, inclinándose a su vez sobre la mesa hasta que sus labios se encontraron con los del castaño a mitad de camino.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora