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Quizás, después de aquello, Yoongi hubiera esperado otro tipo de comportamiento por parte del menor.

Es decir, no esperaba que fuese agarrándole de la mano por los pasillos del instituto, mucho menos que le besara en la mejilla cuando se juntaran a la hora de la comida; pero sin duda, que Jimin apartase la mano lejos de él cuando le rozó suavemente el dorso de esta durante el descanso del almuerzo, le tomó por sorpresa.

Porque sin duda, cuando había extendido disimuladamente su brazo sobre la mesa, a fin de encontrar la mano de Jimin, nunca habría pensado que el chico rehuiría de su toque de aquel modo.

Y tras su acción, el menor bajó la mirada, aparentemente avergonzado de lo que había hecho.

Obviamente, en ese mismo instante, Yoongi se apresuró a decir que aquello no había tenido la más mínima importancia; porque era verdad, no la tenía.

Yoongi no era un estúpido, se había dado cuenta de cosas que Jimin no le había contado; por ello, su comportamiento no resultó realmente tan extraño.

Había visto el pequeño abalorio que adornaba la cadena que colgaba del cuello del chico, y a pesar de no ser creyente de Dios, sabía lo que la gente como el castaño pensaba de las relaciones como la suya.

Debía ser difícil para él, lo entendía a la perfección; por ello iría despacio, tanto como fuese necesario, y sería cuidadoso, lo sería en todos los aspectos de la palabra.

No pretendía alejar a Jimin de él; después de que el chico no huyese al haber confesado sus sentimientos, al enterarse de que además de ello era correspondido, se propuso mantenerse a su lado tanto como pudiera.

Porque aunque le costase admitirlo, aquel chico le gustaba; Park Jimin le gustaba incluso más de lo que creía.

Como cada día desde hacía meses, Yoongi esperaba tranquilamente en la salida del aula a la que el menor asistía, esperando por él para ir juntos de camino a casa; hasta que un cruce les obligaba a separarse y finalizar sus respectivos trayectos completamente  a solas.

Y como cada día desde que aquello ocurría, cuando Jimin divisó la figura de su hyung apoyada en la pared de enfrente, con la mirada fija en la pantalla de su móvil, una sonrisa surcó sus labios; aunque en aquella ocasión, aquella mueca duró poco.

Un tirón en su muñeca le obligó a detenerse y retroceder, y repentinamente, un tercer cuerpo se interpuso entre el suyo y el de Yoongi.

—¿Dónde crees que vas tan rápido?—Preguntó Hoseok junto a su oído, acorralando su cuerpo entre la pared y él.

Jimin no contestó, porque sabía que no tenía ningún caso hacerlo.

—Namjoon me ha contado unas cosas muy interesantes sobre ti—Dijo con una sonrisa maliciosa; y ante sus palabras, la mirada del menor se deslizó hasta el cuerpo del mas alto—¿No es así, Joon?

El chico asintió, con una sonrisa que marcaba sus hoyuelos y que denotaba lo mucho que disfrutaba del brillo de terror que había en los ojos del mas bajo de los tres.

—¿No tienes nada que decir?

—No sé de qué me estás hablando—Dijo, tratando de no dejar ver lo realmente aterrorizado que estaba.

—Oh, yo creo que sí; ¿no te suena, Jimin? En los vestuarios...

La mención de aquello hizo que la mente del menor se transportase a ese mismo lugar, al momento en que Namjoon había descubierto su más preciado secreto; y al igual que entones, sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo, como su estómago se contraía, y como la bilis amenazaba con subir por su garganta.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora