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Aquel día no comenzó de la mejor manera posible.

Era como cuando de antemano, ya sabes de sobra que nada saldrá bien.

Uno de esos días en los se tiene la absoluta certeza de que, por mas que se intenten hacer las cosas bien, nada saldría como debía hacerlo.

Cuando Jimin abrió los ojos aquella mañana, siendo despertado por el sonido de la alarma, se encontró aturdido y desconcertado al no reconocer el entorno en el que se encontraba, a pesar de ya haber estado en esa misma habitación en innumerables ocasiones.

Parpadeó repetidas veces y frotó sus ojos tratando de enfocar su nublada vista; y no fue hasta que sintió un cuerpo removerse junto al suyo, que comenzó a recordar dónde se encontraba y qué había pasado para llegar allí.

La realidad del mundo se le echó encima en ese mismo instante.

Como si todo hubiese dado una vuelta completa.

Una realidad que le oprimió el pecho dolorosamente.

Y con un vuelco en el corazón, Jimin se escabulló tan sigilosamente como pudo; a pesar de que tan pronto como se sentó en el colchón, el azabache volteó agarrando su muñeca.

—¿Te vas?—Preguntó en un ronco murmullo, aun en un estado de semiconsciencia, mirándole con el rostro todavía contra la almohada.

—Tengo que ir a clase—Contestó con suavidad.

Yoongi le miró con atención, asintiendo contra el cojín y soltándole con lentitud.

Se limitó a contestar con un suave y casi inaudible "ah" de entendimiento.

—¿No vas a venir?—Fue el momento del menor de preguntar, a pesar de tener certeza de cual sería la respuesta.

Y apartando el flequillo desordenado del rostro de su novio, aun sentado al borde de la cama, esperó una respuesta que no llegó verbalmente.

Este simplemente negó, y el castaño forzó una sonrisa en sus labios mientras se ponía en pie.

—¿Estarás bien aquí?

—Llamaré a Jin para pedirle su turno en la tienda, no te preocupes por mi—Dijo, sentándose en el colchón y pasando una de sus manos por el pelo de su nuca.

Jimin le observó en silencio, pero tan solo un par de segundos después se vio incapaz de seguir manteniendo el peso de la mirada del mayor.

—En serio, no quiero que te preocupes. Estaré bien—Prometió con cierto tono de advertencia.

Tenía cierta gracia, era casi como si quisiese obligarle a no pensar en él mientras estaba en clase; algo que sin duda, el castaño sabía que no podía prometer.

Asintió cabizbajo, viéndose incapaz de mirar a su novio.

—Hyung, ¿puedo pedirte un favor?—Cuestionó todavía con la mirada gacha.

Este no contestó, y Jimin se vio obligado a voltear ligeramente sobre su hombro para mirarlo.

Supo entonces interpretar su silencio como un incentivo para seguir hablando.

—Es... es una estupidez, pero... ¿Podrías dejarme tu uniforme? El mio está en casa de Tae, y realmente no creo tener tiempo de ir hasta allí.

El azabache asintió.

—Si, claro. Está en el armario—Respondió con tono monótono tras aclarar su garganta.

El menor le agradeció antes de volver a girar su cuerpo dispuesto a tomar la ropa del contrario, mirándole de nuevo mientras su mano rodeaba el pomo del ropero.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora