75

2.1K 286 303
                                    

El lunes por la mañana, Jimin repitió sus acciones.

Salió de casa, y en lugar de tomar la ruta de metro que le llevaría hacia el instituto, tomó una diferente, desviándose hacia casa de Yoongi.

El lunes por la mañana, Jimin repitió sus acciones; pero a diferencia de la semana anterior, llegó al edificio minutos antes.

Subió hasta la planta en la que su novio vivía, y en lugar de llamar a timbre, esperó fuera, a un costado de la puerta.

Aguardó pacientemente a un lado, mirando el reloj en la pantalla de su teléfono cada pocos segundos, y sintiendo que ya llevaba allí una eternidad a pesar de que habían transcurrido escasos minutos.

Pensó en marcharse, pero cuando aquella idea rondó su mente, casi como si aquello hubiese estado completamente coordinado, escuchó las llaves del chico tintinear al otro lado de la puerta, a escasos centímetros de él.

Jimin despegó su espalda de la pared, situándose justo frente al umbral, y encontrándose completamente de frente al azabache cuando este apareció en la entrada de su apartamento.

Fue casi por impulso; como una fuerza inconsciente que le empujó a colocar su pie junto al marco de la puerta para evitar que Yoongi pudiese cerrarla.

Los ojos del mas alto recorrieron lentamente su cuerpo hasta llegar a los orbes de su novio, y cuando sus miradas se cruzaron, el azabache notó su estómago revolverse por la culpa.

—Jimin, yo...

El susodicho jadeó quejumbrosamente, cubriendo su boca con una de sus manos y sintiendo unas horribles ganas de llorar.

Yoongi no tenía buen aspecto.

Había pasado casi una semana desde su incidente con Namjoon, y a pesar de ello, uno de sus ojos seguía adornado con una oscura sombra que se hacía mas intensa alrededor del lagrimal; ese mismo pómulo no estaba mucho mejor, y aunque casi no había ni rastro del moretón, en la piel ligeramente amarillenta de la zona podían verse un par de heridas en proceso de cicatrización.

Y cuando los ojos del menor se desplazaron por su rostro y llegaron a los labios de su novio, se percató del corte de apariencia algo reciente que había en ellos, casi como si la herida se reabriese antes de llegar a cerrarse por completo.

No se contuvo; y ante la atónita mirada de Yoongi, el castaño se abalanzó sobre él, aferrándose a su cuerpo como si su vida dependiese de ello.

—¿Cómo estás?—Preguntó con la voz rota.

El mas alto abrazó la cintura del otro mientras dejaba que el aire que había estado reteniendo sin percatarse abandonase sus pulmones en un largo suspiro.

—Ahora bien—Dijo cerrando los ojos—Infinitamente mejor.

Jimin sonrió, en un gesto que entrecerró sus párpados y provocó que algunas lágrimas se derramasen por sus rosadas mejillas.

Era hasta difícil de creer.

Casi como si la idea de estar nuevamente aferrado a Yoongi fuese algo imposible.

Como si hubiesen estado una eternidad separados.

—Estaba tan preocupado por ti—Musitó, acariciando los oscuros cabellos de la nuca del contrario sin romper el abrazo que mantenía sus cuerpos juntos.

—Lo siento—Contestó en un quebradizo susurro.

Entonces el castaño supo que el mayor estaba reteniendo sus lágrimas.

—Lo siento tantísimo, Jimin.

—No importa, hyung; ya no importa.

—No quería seguir siendo una molestia. Quería... Quería demostrarme que podía hacer esto solo.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora