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"—Debemos practicar una nefrectomía simple—Dijo fríamente el doctor, con las manos en los bolsillos de su bata blanca, y sin mostrar el más mínimo ápice de empatía.

—¿Una nefrectomía?

El hombre suspiró pesadamente.

—Su riñón izquierdo ha dejado de funcionar, tenemos que extirparlo.

Yoongi guardó silencio, procesando las palabras de aquel hombre.

—Escucha chico, es una operación muy simple; abriremos y extraeremos.

—¿Y después estará bien?

—Después estará bien."

Yoongi parpadeó repetidamente, saliendo de su ensoñación al volverse repentinamente consciente de las caricias que el pulgar de Jimin dejaba sobre el dorso de su mano.

Dirigió su mirada al agarre del chico, y sonrió muy levemente al encontrar sus dedos entrelazados con los del menor.

—¿Cómo te encuentras?—Preguntó el chico, tumbado junto a él en su cama.

Yoongi despegó su mirada del movimiento que el castaño realizaba sobre su piel, el cual se había vuelto ciertamente hipnótico, y dirigió sus ojos a los del menor.

—Bien—Dijo con un hilo de voz.

—Es... es normal que estés preocupado por ella—Musitó, apartando algunos de los mechones negros que caían sobre la frente del mayor.

Este simplemente asintió.

Jimin sonrió suavemente, pero aquel gesto no llegó a tocar sus ojos.

Lentamente, se apoyó sobre uno de sus costados, y con cuidado, fue deshaciendo el agarre de su mano con la del mayor.

La mirada de Yoongi bajó hasta sus dedos, que buscaron los del castaño a la par que estos se alejaban lentamente; y rozó suavemente la punta de estos con la yema de sus dedos.

Los ojos de Jimin igualmente se situaron sobre las manos de ambos, que jugaban tímidamente, logrando que tanto Yoongi como el menor sonriesen débilmente.

—Te traeré algo de comer—Avisó el castaño ante de levantarse finalmente de la cama.

El mayor observó como el delgado cuerpo de Jimin abandonaba la habitación, y se dejó caer boca arriba en la cama, con la vista fija en el techo, para cerrar los ojos segundos después.

Hacía dos días desde que su madre había sido ingresada en el hospital, y si sus pensamientos no se detenían, estaba seguro de que iba a volverse completamente loco.

La culpa le carcomía por dentro.

Un riñón no dejaba de funcionar de la noche a la mañana; estaba seguro de que su madre habría tenido síntomas, pero él no había sido capaz de verlo.

Quizás debería dejar de pedir turnos extra en la tienda; pero necesitaba el dinero para pagar los tratamientos de la mujer.

Quizás, quizás debía volver a casa tan pronto como colgase el cartel de cerrado; pero se había acomodado a reunirse con Jimin después del trabajo.

Fuera como fuese, abandonar el instituto no era una opción, y tampoco lo era dejar el trabajo; y en aquel mundo, lo único que le daba calma era estar con el menor.

Ese mismo había sido el problema que le había llevado a aquel momento; quizás si hubiese estado con su madre en lugar de ir al cine con Jimin...

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora