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—Está bien, Jimin; comienza desde arriba una vez mas—Indicó Yoongi al otro lado del cristal.

El menor asintió, y tras unos segundos de preparación, comenzó a cantar nuevamente cuando escuchó la música reproducirse a través de los auriculares que llevaba.

Frunció el ceño, molesto consigo mismo, y guardó silencio cuando sintió su voz quebrarse al tratar de alcanzar una nota alta.

Yoongi se frotó la cara con ambas manos y dejó su cuerpo caer sobre el respaldo de la silla en la que estaba sentado.

Ambos estaban realmente cansados; llevaban horas metidos en la sala de producción que había en la trastienda, y por mas que tratasen de grabar la canción una y otra vez, Jimin se veía incapaz de alcanzar aquel estúpido agudo.

Definitivamente cantar allí era muy diferente a cantar con el coro de la iglesia.

—Jimin—Murmuró el mayor, ganando nuevamente su atención.

El chico asintió, estando convencido de que Yoongi iba a pedirle que comenzase de nuevo, para poco después, añadir que sabía que era mas que capaz de cantar aquel verso imposible.

—Lo sé, lo sé; la ascendencia del tono debe ser menos brusca—Dijo.

Yoongi sonrió y bajó la mirada a la mesa de mezclas que había frente a él.

—¿Estás libre mañana por la noche?—Preguntó tímidamente.

—Mañana...—Murmuró—Mañana es... 31 de diciembre—Dijo, pronunciando eso último a la par que el contrario.

—Si, lo se—Dijo dubitativo—Quería invitarte a cenar a casa si no tenías nada realmente importante que hacer.

Jimin sintió como sus mejillas enrojecían levemente ante aquello, y miró a Yoongi, quien le miraba con una sonrisa tímida.

—Yo... No se si es buena idea; sé que tu madre está enferma, quiero decir, eso he oído y..., no querría ser una molestia en caso de que... Ya sabes...

Yoongi rió suavemente a la par que bajaba la mirada nuevamente, durante unos segundos.

—Es ella quien insiste en que vengas.

Jimin no pudo evitar abrir levemente los ojos por la sorpresa y esta vez sintió como el calor de sus mejillas se expandía por toda su cara hasta llegar a colorear de rojo sus orejas.

—B-bueno en ese caso... N-no creo que tenga ningún... problema en ir.

Y al otro lado del cristal, Yoongi le sonrió con agradecimiento, y con las mejillas levemente teñidas de rosa.

   ◆◆   

Jimin se encontraba frente a la puerta de casa de Yoongi.

Sujetaba con su mano izquierda un ramo de orquídeas blancas que había comprado de camino, y alisaba todo lo que podía la camisa negra que había pedido prestada a su amigo con la otra mano.

Estaba nervioso, por su puesto que si; aquella situación era, como poco, surrealista.

Ni siquiera estaba seguro de cómo había convencido tan fácilmente a su madre para que le dejase ir a cenar a "casa de Eunjin junto con Taehyung".

Pero ahí estaba, debatiéndose si debía llamar o no al timbre de casa de Yoongi.

Volteó y observó la calle, inundada por la luz blanca de las farolas y sin absolutamente nadie en ellas.

Quizás aun estaba a tiempo de volver a casa y cenar cualquier cosa que encontrase en la nevera mientras veía alguna de las películas que Jungkook le había recomendado unos días atrás.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora