fe(male) ◇YM◇

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Jimin sujetaba firmemente su cabeza entre sus manos.

Sus codos estaban apoyados en el escritorio de su habitación, y sus dedos se perdían entre las hebras castañas de su pelo.

Frente a él, donde su vista se fijaba ausente, se encontraba la autorización que necesitaba para comenzar a hormonarse.

"Bien, Jimin; solo necesitaría una firma de tus padres o tutores legales justo aquí." Había dicho el doctor Kim tendiéndole el impreso ya firmado por él mismo.

Una firma de su madre era lo único que le separaba de comenzar a vivir una vida nueva.

Sonaba fácil, pero no lo era.

"Aun así, me gustaría que fueses al médico antes de comenzar a hormonarte para tener con él una conversación acerca de cómo este proceso va a afectar a tu fertilidad; dado que no hemos tocado el tema en esta sesión, me gustaría que lo hablases con él, ¿de acuerdo?" Jimin había asentido después de aquello.

Era tan fácil como solo enseñar aquel impreso a Yoongi y que él hablase con Jin para conseguir las hormonas; pero por algún motivo, no quería hacerlo.

Simplemente se limitó a mirar el papel; y de un modo no literal, el papel le devolvió la mirada.

Y se mantuvo así, estático, en silencio y reflexionando internamente acerca de cómo podía cambiarlo todo con aquella simple hoja impresa que había a centímetros de él.

Salió de su ensoñación en menos de un parpadeo cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse a sus espaldas; y entonces, en un movimiento rápido, agarró el libro de inglés y lo abrió por una página al azar, situándolo encima del papel y fingiendo que estudiaba interesado los verbos introductores.

Volteó ligeramente sobre uno de sus hombros, mirando momentáneamente cómo Steve se adentraba a su habitación.

—Estoy estudiando—Le dijo.

El hombre no contestó; se limitó a eliminar los escasos tres pasos le que separaban de su hijastro y se mantuvo en silencio a su lado, mirando atentamente el libro del chico.

—¿Necesitas ayuda con eso?—Preguntó suavemente mientras una de sus manos se situaba entre los omóplatos del castaño.

Jimin negó con su cabeza, sin despegar la mirada de las páginas escritas en inglés.

—¿Estás segura?—Inquirió de nuevo, subiendo su mano hasta acabar acariciando despacio el pelo del chico—Podría ayudarte como hice cuando me mudé con vosotras, ¿te acuerdas? Siempre estudiábamos aquí mientras tu madre hacía la cena.

—Si—Musitó con voz ronca—Pero ya no necesito tu ayuda.

Steve guardó silencio durante unos segundos, y el chico pudo sentir perfectamente cómo su cuerpo se tensaba bajo el toque de la mano del hombre descendiendo nuevamente por su nuca hasta acabar en uno de sus hombros.

—Bien, estaré abajo si me necesitas. Y si cambias de opinión no dudes en decírmelo; sabes que estoy encantado de ayud-

Pero se vio interrumpido por el sonido del timbre inundando cada rincón de la casa.

Jimin sintió como la tensión abandonaba sus hombros cuando el hombre se alejó de él y salió de la habitación sin cerrar por completo la puerta tras musitar un suave y ronco "voy a abrir".

Salvado por la campana; casi literalmente.

Aprovechó la ausencia de su padrastro para agarrar el impreso que el señor Kim le había dado y guardarlo a buen recaudo bajo el montón de ropa perfectamente doblado de uno de los cajones de su cómoda.