50

4.6K 624 421
                                    

Las pisadas de sus zapatos de charol hacían eco entre las altas paredes de la iglesia a cada paso que Jimin daba por una de las naves laterales.

Los brazos del chico caían a ambos lados de su cuerpo, inertes, rozando con la tela de su vestido granate, y por su parte, su mirada se encontraba fija en el confesionario al que se dirigía.

Suspiró pesadamente, aminorando su ritmo y dando ahora lentos pasos hasta finalmente arrodillarse a uno de los lados de la cabina de madera.

—Ave María Purísima.

—Sin pecado concebida—Escuchó al otro lado de la ventana enrejillada.

—En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo—Musitó a la par que se santiguaba.

—El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados—Dijo el sacerdote, y tras un ligero y casi inaudible "amén" por parte de Jimin, preguntó:—¿Cuanto tiempo hace que no se confiesa?

—Tres meses—Musitó cabizbajo tras un rápido cálculo mental—Cumplí con mi penitencia entonces; pero no confesé todos mis pecados.

El chico esperó por una respuesta por parte del sacerdote; pero cuando dichas palabras no llegaron, apretando la tela de la falda de su vestido entre sus puños cerrados, se dispuso a continuar con su confesión.

Jimin suspiró pesadamente antes de volver a hablar; una parte de él se odiaba por estar nuevamente allí haciendo eso, la otra se sentía tremendamente aliviada.

Y es que, a pesar de que el muchacho comenzaba a aceptar lo que estaba en contra de Dios, por mas que se repetía que no había nada de malo en sus actos, y que lo que hacía no iba a condenarle, una irritante voz en el fondo de su cabeza le había impulsado a ponerse uno de sus vestidos e ir a la iglesia en el mismo momento en que Yoongi se había marchado de su casa aquel fin de semana.

Se sentía culpable; horriblemente culpable.

—Amo a alguien de mi mismo género. He tenido pensamientos pecaminosos y he sucumbido a la tentación de la lujuria. Ha ocurrido en un par de ocasiones. 

—Es importante que hayas reconocido tu pecado, pues, como bien sabes, la mayoría de los textos sagrados reconocen que el deseo sexual es normal; no obstante, debes mantener en mente que es algo natural pero voluntario, debes recordar tus verdaderas necesidades y huir de las tentaciones carnales. No temas pedir ayuda a Dios, Dios te protegerá y te ayudará a concentrarte solo en Él y no en tus pensamientos lujuriosos. Reza, pues esto te recordará tu amor por Dios y te ayudará a cumplir sus leyes; y si sientes que la tentación te persigue, acude a un lugar sagrado, pues Él te recibirá con los brazos abiertos para mantenerte pura y casta.

"Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir" (1 Corintios 10:13)

El chico se mantuvo callado, debatiéndose internamente si expresar su contrición o confesar aquello que pesaba sobre sus hombros y hacía a la culpa carcomerle por dentro.

— Padre, también... también he puesto en duda la sagrada creación de Dios. Lo hago cada día—Jimin guardó silencio, tragando el pesado nudo que había comenzado a hacer doler su garganta.

El sacerdote guardó silencio durante unos segundos que parecieron eternos; pero instantes antes de ser capaz de hablar de nuevo, el muchacho intervino.

—Me acuso de todas mis faltas, padre; pero no me arrepiento de todos los pecados que en mi vida he cometido. A pesar de eso, pido a Jesús, Hijo de Dios, apiadarse de mi, porque he pecado.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora