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Jimin se removió incómodamente entre las sábanas de su cama, tratando de cubrir su rostro de los rayos de luz que entraban a través de su, ahora, descorrida cortina.

—Vamos, despierta—Escuchó decir, acompañado del ruido de su armario siendo abierto de par en par.

Ante aquello, se levantó lo mas rápido que pudo de la cama y se acercó a su madre arrastrando levemente los pies, a la vez que frotaba uno de sus ojos perezosamente.

—Vístete—Dijo ella rebuscando algo de ropa entre sus perchas.

—Mamá—Habló tras aclararse la garganta para evitar que su voz sonase apagada y algo ronca—Puedo hacerlo sola.

Rápidamente agarró una camisa y unos pantalones negros de cintura alta y los tiró contra el colchón de su cama; disponiéndose a cerrar así el armario de una vez por todas.

La mujer miró las prendas que su hija había escogido y suspiró pesadamente.

—Cariño, ponte un vestido—Dijo volviendo a abrir el armario.

—No quiero ponerme vestido.

—Vamos a ir a casa de Iseul a comer, ponte el vestido—Pidió suavemente, con un tono calmado pero que a la vez era algo estricto.

—He ido mil veces a casa de Iseul vestida así y nunca ha pasado nada. ¿Por qué insistes tanto ahora?

—Siempre llevas vestidos cuando vamos a misa, usa uno hoy también; hazme ese favor.

—Pero mamá -

—Ponte el vestido, Jimin—Intervino su padrastro observando la escena desde la puerta de la habitación del chico, con aquel acento occidental marcado que tanto le caracterizaba.

El muchacho bufó molesto, agarrando bruscamente la prenda que había entre las manos de su madre; y tras eso, se metió en su baño personal y cerró la puerta tras él.

Dejó el vestido sobre una pila de toallas y abrió la llave del agua de la ducha, pero en lugar de meterse en ella, se dejó caer sobre la tapa cerrada del inodoro y escondió la cara entre sus manos, apoyando sus codos sobre las rodillas.

Suspiró con pesadez y comenzó a desvestirse prerezosamente.

Descorrió completamente la cortina de la bañera, y tras deslizar los pantalones de pijama por sus piernas, se adentró bajo el agua.

Trató de mentalizarse de lo larga que sería esa comida; de la cantidad de veces que su madre le daría largas acerca de su pelo corto y las veces que comentarían su negativa a llevar vestido aquella mañana, remarcando lo bien que le quedaba aquella prenda y lo estúpida que era por no querer usarla.

Envolvió su cuerpo con una toalla y frotó otra en su pelo, tratando de deshacerse de toda la humedad que había en él.

Peinó su flequillo hacia abajo, cubriendo sus cejas, y adornó su pelo con un fino lazo blanco, a juego con las flores del vestido que llevaba.

—Jimin—Escuchó como llamaba su madre desde la planta baja de la casa.

—Enseguida—Dijo sin molestarse en elevar el tono de su voz, concentrándose en aplicarse la máscara de pestañas correctamente.

Se alejó del espejo y sonrió a su reflejo tratando que hacer que aquel gesto pareciese natural; cosa que no pasó.

Inhaló aire profundamente y salió finalmente del baño, dispuesto a bajar de una vez por todas e ir a casa de la familia Shin.

El trayecto duró apenas un par de minutos, debido a la cercanía de las dos viviendas, y una vez hubieron llegado al portal, se adelantó y llamó al timbre.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora