Jimin nunca se había sentido conforme.
Nunca se había mirado al espejo por la mañana y había pensado algo cómo "hoy me veo bien".
Jamás se había gustado a sí mismo, ni mirado su cuerpo con orgullo; mucho menos, lo había observado detenidamente.
Jamás se había sentido él, o como su madre prefería llamarle, ella.
En sus dieciséis años de edad, no había habido un sólo día en el que se había sentido cómodo con su cuerpo.
Principalmente, porque no lo sentía como suyo.
No entendía las lineas curvas que formaban su físico, ni la estrechez de su cintura.
No entendía porqué su cadera se ensanchaba levemente, ni porqué su pecho no era plano como el del resto de los chicos de su edad.
Quizás era por eso; porque Jimin no había nacido como uno.
Y lo odiaba; por supuesto que lo hacía.
Lo odiaba con todas sus fuerzas; el sentirse atrapado dentro de otro cuerpo, como si aquel no fuese el suyo, como si tan solo se tratase de un disfraz.
Un disfraz que estaba condenado a llevar.
Como algo que le condicionaba la existencia; algo que tenía que ocultar.
Desde pequeño, había pensado que llevar una doble vida debía ser algo divertido; emocionante.
Aquello sin duda no lo era.
En casa, era Park Jimin; la hija perfecta, amiga de sus amigas, estudiante ejemplar...
La chica que iba a misa junto a su querida madre cada domingo por la mañana, la que siempre vestía aquellos vestidos tan bonitos que la mujer seleccionaba para ella con tanto esmero; y la que nunca recibía quejas por parte de sus profesores.
Lo que la señora Park jamás sabría, era que aquellas quejas nunca llegaban, debido a que su amada hija era alguien completamente inexistente fuera de las paredes de su casa, cuando se encontraba completamente libre de su compañía.
La mujer nunca sabría que gracias a un par de llamadas de parte de la mejor amiga de su hija pretendiendo ser otra persona, habían cambiado por completo sus registros en el centro.
Allí, era Park Jimin; mismo nombre, distinta persona.
En aquel recinto se transformaba en el chico tímido, el chico raro; aquel que se duchaba siempre con la camiseta puesta y que tenía un tono de voz algo agudo e irritante; el pervertido que se pasaba las horas de clases dibujando desnudos femeninos en su cuaderno de apuntes.
Aquel, era el verdadero Park Jimin.
Al que tanto odiaba él mismo por no dejarle ser quien debía ser.
Quien desde un principio, había nacido para ser.
O al menos, eso era lo que sentía.
Jimin era una chica, había nacido como tal, y se lo repetía cada mañana frente al espejo, tratando de convencerse a sí mismo de ello.
Pero aquello no funcionaba; jamás lo haría.
Era por eso que tras salir de casa, corría hasta la casa de su mejor amigo, Taehyung; y una vez allí, se cambiaba de uniforme para dejar de ser ella y pasar a ser él, quien realmente era.
Y no podía entenderlo.
Si Dios había hecho perfecto a cada ser humano, cómo había sido posible que hubiese cometido tal fallo en su creación.
¿Cómo era posible que siendo mujer se sintiese como un hombre?
¿Cómo podía siquiera pensar en serlo?
Se sentía enfermo, sucio; el simple hecho de pensar en una cosa así le hacía desear estar muerto, por no hablar de su situación.
Pero morir después de todo aquello condenaría a su alma sucia de pecado a sufrir en el infierno.
O aquella era la idea que su padrastro estaba influenciando en él.
Y necesitaba hacer algo, necesitaba hacer algo cuanto antes; porque se negaba a pasar el resto de su vida disfrazándose de otro para poder sentirse bien consigo mismo.
◇◇
Antes que nada, mi intención con esta historia no es ofender ni molestar a alguien; así que ruego que si el tema no es de tu agrado simplemente dejes de leer la historia.
Y sé que es algo delicado o difícil de tratar; pero prometo tener el máximo respeto con esto.
Lots of love💕💞
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fe(male) ◇YM◇
FanfictionJimin no creía poder llegar a entender porqué había nacido en un cuerpo equivocado. ◇Actualizaciones lentas ◇Contenido sexual ◇Temas delicados como transexualidad, acoso y religión ◇ TW transfobia, homofobia, descripción de ataques de pánico y ans...