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Jimin estaba nervioso; increíblemente nervioso.

Sus labios estaban rojos e hinchados debido al impulso que le llevaba a atrapar su belfo inferior entre sus dientes, apretándolo con fuerza y causando pequeñas heridas en él.

Trataba de mantener la calma, pero estaba completamente seguro de que si hubiese tenido la manía de morderse las uñas, las puntas de sus dedos estarían ahora sangrando.

Tenía que calmarse, debía hacerlo o su estado de ansiedad echaría todo aquello a perder.

Porque sabía que sus nervios amenazarían con suplicarle que se rindiera, que no confesase en aquel momento y que guardase silencio hasta que se sintiese preparado; el problema era, que a ese ritmo nunca estaría listo para hablar, y se había cansado de guardar silencio.

Se estaba torturando; se estaba torturando a si mismo de esa manera, y lo único que quería era sentirse algo menos atrapado.

Quería sentirse libre, al menos estando con la persona de la que se había enamorado.

Enamorado. ¿Lo estaba?

Quizás en otro momento lo habría negado, estar enamorado de alguien era un sentimiento muy fuerte; pero después de haber estado escuchando la voz burlona de Taehyung repetirlo una y otra vez, había acabado recurriendo a Jungkook.

Y tras haber estado hablando de aquello con el chico un par de días atrás, había llegado a la conclusión de que si podía estarlo.

El otro castaño le había hablado del amor de una manera tan frágil y delicada que había acabado percatándose de que ese sentimiento de calidez y paz que sentía se debía a que había acabado enamorándose de su mayor.

La atracción y el cariño que sentía por él había dado paso al enamoramiento; y aquello dolía.

Dolía porque tenía la certeza de que uno de los dos iba a acabar saliendo dañado de todo aquello; a pesar de que realmente ambos ya lo estaban siendo en aquellos momentos.

—Hyung...—Llamó Jimin, rompiendo el silencio que había entre ambos; un silencio en el que él se dedicaba a garabatear algo en su cuaderno mientras Yoongi trabajaba en una partitura, sentado en su silla frente a la mesa de producción—¿Has mirado en tu taquilla?

El mayor asintió segundos antes de voltear levemente, logrando mirar así al contrario sobre su hombro.

—¿La has escuchado?—Preguntó tímidamente el menor.

El azabache sonrió débilmente, negando con suavidad a la par que rebuscaba entre un par de papeles para sacar de entre ellos una pequeña caja de plástico transparente que contenía un CD con la palabra "lie" escrita con rotulador azul y letras apretadas.

—Quería escucharla contigo.

Jimin sintió como el rubor subía hasta sus mejillas; y repentinamente, se sintió cohibido e inseguro de ver la reacción del mayor al escuchar aquella canción.

Yoongi insertó el CD en uno de los reproductores, y tras esperar unos segundos, un instrumental de cuerdas comenzó a sonar a través de los altavoces.

El azabache levantó la mirada cuando logró reconocer aquella melodía; y con un brillo alegre en los ojos señaló hacia la bocina que reproducía la música y posteriormente se señaló a si mismo.

"Esta canción es mía." Formuló alegre con sus labios pero sin llegar a emitir un solo sonido.

El castaño desvió su mirada, mordiéndose el labio inferior y jugando nervioso con sus dedos; ese era el momento en que su voz se unía a los instrumentos.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora