fe(male) ◇YM◇

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Jimin no estaba seguro de si aquello podía ser considerado una cita; mas, teniendo en cuenta que aquella invitación en ningún momento se había denominado formalmente como tal, pero sin duda, si había algo que sabía con certeza, era que se sentía totalmente como una. 

Yoongi se había ofrecido a ir a recogerle a su casa aquel sábado por la mañana; y aprovechando que tanto su madre como el marido de esta habían salido a hacer unas compras, el menor había aceptado aquella sugerencia.

El azabache había arrastrado al menor hasta el centro comercial, y una vez allí, habían ido a los recreativos, comido en una pizzería barata y asistido al cine; y a pesar de que todo aquello podían ser simplemente los planes de un par de amigos, las miradas cómplices que se dedicaban y el tímido juego entre sus dedos cada vez que sus manos se encontraban con sutileza, decían una cosa muy diferente.

Y a pesar de que Jimin no parecía muy seguro de todo aquello en un principio, con el pasar de las horas había acabado soltándose y actuando con mas libertad; porque se negaba a ir con miedo después de su último altercado con Namjoon, sin duda no iba a dejar que este controlase sus actos también en un sitio como ese.

Porque Seoul era muy grande, y la posibilidad de encontrarse a alguien no deseado en aquel centro comercial demasiado pequeña.

¿Verdad?

Yoongi caminaba a paso lento junto al cuerpo del castaño, hablaban de trivialidades sin sentido y comentaban la película que acababan de ver; y por mucha gente que caminase por el mismo lugar que ellos, aquel momento se sentía realmente íntimo, porque de algún modo, habían logrado sentir que solo eran ellos, el uno con el otro y nada mas.

El mayor miró a Jimin de soslayo; el castaño hablaba animadamente, gesticulando con sus manos en el proceso, con la que tenía libre y con la que sujetaba uno de esos granizados tropicales que acababan dejando la lengua teñida de azul. Y verle de ese modo, solo causó que una sonrisa involuntaria adornase los labios del contrario.

El menor guardó silencio, aprovechando su pausa para tomar un nuevo sorbo del contenido de su vaso de plástico transparente; y al notar que su mano derecha había quedado junto al costado de su cuerpo, Yoongi alargó con sutileza uno de sus dedos, rozando con el dorso de esta.

Jimin sonrió segundos antes de mirarlo, y tímidamente, alargó sus dedos a fin de entrelazarlos de manera superficial con los de su mayor, sin hacerlos encajar por completo; enredándolos, como si fuesen las piezas de un puzzle que no encajaban, pero que se sostenían entre sí.

El azabache sintió como el calor subía a sus mejillas, y en un intento de pretender que aquello no estaba pasando, volteó levemente el rostro, como si mirase atento alguno de los escaparates junto a los cuales pasaban a la par que acercaba el sorbete a sus labios, dando un largo trago a su americano con hielo.

—Hyung—Dijo el contrario, llamando su atención—¿Quieres?—Preguntó con una amplia sonrisa cuando el contrario hubo volteado hacia él.

Yoongi detuvo su paso, frenándolos a ambos entre el tranquilo tránsito del resto de personas que recorrían los anchos pasillos de aquella galería comercial, y agarró el vaso que Jimin le ofrecía, colocando su mano por encima de la del menor.

Jimin rió con suavidad cuando observó como el ceño del mayor se fruncía, creando una extraña mueca en su rostro tras haber sorbido por la pajita de plástico.

—¿No te gusta?—Preguntó divertido.

—Está muy dulce—Se limitó a responder tras volver a beber de su café, reemprendiendo el lento paso que segundos antes llevaban.

Fue en ese momento que quien se encargó de buscar a tientas la mano del otro fue Jimin, y al contrario que hacía unos instantes, sus dedos si encajaron totalmente esta vez, entrelazándose y manteniendo sus manos unidas; como si en todo momento hubiesen estado hechas para encajar la una con la otra.