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Yoongi no se movió de su lado; no hasta que los sollozos del menor cesaron casi por completo.

Se mantuvo arrodillado, junto a él, abrazando su cuerpo mientras trataba de tranquilizarle silenciosamente.

Jimin se aferraba a la chaqueta del uniforme del contrario, llorando sobre su hombro y balbuceando que por favor no se fuera.

Yoongi sabía que no iba a hacerlo; no otra vez.

Con lentitud y sumo cuidado se puso en pie, arrastrando el cuerpo del castaño consigo, encaminándose despacio hacia la salida mientras el contrario aún agarraba la parte trasera de su chaqueta con una de sus manos y él trataba de sujetarle con el brazo que rodeaba su cintura.

Caminaron en completo silencio; un silencio únicamente interrumpido por los leves y cada vez menos frecuentes hipos causados por el suave llanto del menor, y el sonido de este sorbiendo su nariz.

Y sin mostrar la más mínima resistencia, Jimin se dejó llevar por el azabache, bajando las escaleras de la boca de metro mas cercana al instituto y tomando el pase que el mayor compró por él.

Yoongi agarró su mano, entrelazando sus dedos como ya lo habían hecho tantas veces antes, y le arrastró entre la gente que subía y bajaba de los vagones del subterráneo.

El castaño no sabía a dónde se dirigían, no sabía las intenciones del contrario, y estar rodeado de tantas personas no le ayudaba lo más mínimo; y mientras el más alto tiraba de él a lo largo del andén, era capaz de sentir como su respiración se volvía cada vez mas pesada.

Apretó con fuerza su agarre en la mano de Yoongi, temiendo soltarse de ella y acabar perdiéndole entre toda la gente que esperaba pacientemente la llegada del tren.

El azabache se adentró en el vagón tan pronto como las puertas de este se abrieron de par en par; y con ayuda de algunos empujones, logró deslizarlos a ambos hasta quedar próximos a una de las barras que servían de sujeción.

El cuerpo de Jimin estaba pegado al suyo, y debido a que el menor no tenía un lugar para agarrarse, acababa acercándose a su cuerpo cada vez que perdía levemente el equilibrio para, rápidamente después de estabilizarse de nuevo, volver a guardar las distancias.

—¿Qué ha pasado?—Preguntó Yoongi bajando levemente la cabeza a fin de quedar mas cerca del oído del castaño y asegurándose así de que este le escuchaba entre el barullo general del vagón.

Pero el menor simplemente negó, restándole importancia y negándose a hablar de ello.

El azabache mordió el interior de sus mejillas, observando atento como el mas bajo sorbía otra vez por su nariz y pasaba su ya húmeda manga de la chaqueta restregando sus rojizos e hinchados ojos; y a pesar de ello, no quiso volver a insistir.

De todos modos ya sabía quién había sido el responsable de su estado y tenía dos opciones: asegurarse de que el estado anímico del chico que había junto a él mejoraba, teniendo con ello en cuenta arreglar su horrible error, o marcharse en busca de quienes habían causado aquel daño en Jimin.

Y Yoongi había aprendido a ordenar sus prioridades.

Sujetaba la cintura del chico cada vez que este se tambaleaba junto a él, y tan pronto cómo el vagón se fue quedando mas vacío, lo sentó en uno de los asientos que se habían desocupado, quedando de pie junto a él.

—Jimin, ¿estás seguro de que estás bien?—Preguntó de nuevo, observando al chico cabizbajo.

El castaño se mantuvo quieto durante un par de segundos, para posteriormente asentir con lentitud.

fe(male) ◇YM◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora