Estás gritando y nadie puede oírte, salvo él; te sientes expuesta o desnuda, pero él te cubre y te sientes a salvo solo con él, que es casi vergonzoso de él sea tan importante en tu vida porque te sientes pérdida sin él. Crees que nadie puede entend...
Decidí seguir el consejo de Steve y llamé a Nat, quedamos en ir a beber algo tranquilo, así que tomé un vestido corto blanco de cuello alto con un abrigo beige y un clutch y un par de botas con diseño, joyería plateada, me hice una cola baja y lo sujeté con una cinta blanca, me hice un maquillaje ligeramente cargado en los ojos y labios rojos, tomé las llaves de mi auto y fui a ver a Nat, ella ya me estaba esperando.
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- Hola linda – me saludó – ¿Cómo estás? No sé mucho de ti desde que ya sabes ¿Cómo lo estás manejando?
- Siendo sincera, muy mal, pero he decidido aceptar la ayuda de Steve, además Tony me desterró de su familia, dice que soy una traidora, por eso no estuve en la fiesta de hoy.
- También tienes mi ayuda, no quiero que te me pierdas ¿de acuerdo? – asentí – y no le hagas caso a Tony, sabes que él es muy dramático, solo habla y habla, si quieres puedo ayudarte con el otro tema.
- No te preocupes, Nat, yo podré resolverlo, hoy solo quiero distraerme con una buena amiga – me sonrió, estuvimos conversando y bebiendo moderadamente – ¡Santa Madre! – exclamé, Nat casi se atora con su cerveza por reír – ¿Quién es ese tipo? Está buenísimo – volteó para ver a quien me refería.
- Es Bucky, el mejor amigo de Steve – la miré sorprendida, así que él era el famoso Bucky Barnes.
- Definitivamente ya no los hacen como antes – dije para beber mi wiski.
- Bueno, sí es muy atractivo ¿Qué piensas hacer?
- Divertirme, chéri – terminé de beber mi wiski – iré a presentarme formalmente – Nat solo sonrió moviendo la cabeza, me paré y caminé hacia el bar – hola ¿me das un wiski doble en las rocas? – le dije al bartender que estaba al lado de Bucky.
- Lo que tú quieras, bonita – me respondió, Bucky bajó su cerveza para verme.
- Perdón que me meta, pero ¿No es un trago algo fuerte para una señorita? – me dijo, sonreí, ese truco nunca falla.
- ¿Lo crees? ¿debería beber una mimosa porque soy una señorita?
- No quise ofenderte, perdón – se disculpó inmediatamente.
- Tranquilo, pero digamos que quiero algo fuerte esta noche – dije alzando la ceja, solo me sonrió.
- Tu wiski, bonita – me dijo el bartender extendiéndome el vaso.
- Gracias – le sonreí, le pagué por la bebida y coloqué otro billete en su copa de propinas – por llamarme bonita, me encanta cómo lo dices.
- No necesito propinas por decir la verdad, puedo decírtelo cuantas veces quieres – me sonrió – si necesitas algo más fuerte, no dudes en avisarme – reí.
