T2 - Capítulo LXXIV: Llanta de repuesto

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Harry llegaría hoy por la noche directo a mi apartamento, estaba desocupando mi agenda del día, tenía planeado preparar una exquisita cena para él y para mí, en estos cinco años, me metí a clases de cocina, no es por presumir, pero era excelente después de mantener a Steve a punta de macarrones con queso y comida con muy o poca sal, sabía que necesitaba aprender, salí de mi oficina dispuesta a estar concentrada en Harry, en tener la noche perfecta a su lado con grandioso sexo y dejar de pensar en Steve, subí a mi auto, en el camino estaba coordinando por teléfono un par de cosas para mañana, no me percaté que la llanta se pinchó, bajé del auto, genial, está lloviendo, abrí la maletera para buscar la llanta de repuesto, ¡merde! Me olvidé de ponerla nuevamente ahí, después de que la saqué para colocar las bicicletas de Morgan y Ami, esto no podía estar pasando, mi iPhone estaba sin batería.

- Mierda, mierda y mil veces mierda – dije pateando la llanta pinchada, entré a mi auto para cargar mi teléfono y decirle a EIFFEL que se comunicara con alguien en el Complejo y solicitara una llanta de repuesto, esperé pacientemente dentro del auto mientras oía música, tocaron la ventanilla de mi auto, bajé la ventanilla – no se supone que volviste al pasado – dije al ver a Steve.

- Te dije que no me iría ¿por qué? ¿tanto me extrañaste? – preguntó sonriendo.

- ¿Qué haces aquí?

- Estaba en el Complejo y Tony me pidió que te trajera la llanta – dijo alzándola como si fuera un pedazo de algodón, renegué con mi padre – Pepper tuvo que irse de viaje y él estaba revisando un asunto importante.

- Pues no necesito nada que tú me traigas – dije subiendo la luna, volvió a tocar la luna, la bajé – ya te dije que no necesito nada de ti.

- Está lloviendo y supongo que tu prometido te espera.

- No supones, me espera, así que esperaré que mi celular termine de cargar y lo llamaré a él – subí la luna otra vez, volvió a tocar la luna – Steve, para ser más clara, así estuviera colgando de un hilo sobre un abismo y abajo solo hubiera piedras y leones hambrientos, no tomaría tu mano – él sonrió relamiéndose los labios, renegué, iba a subir nuevamente la luna.

- De acuerdo, hagamos algo, dejaré la llanta en el piso, si quieres la tomas y la colocas, yo no veré – dejó la llanta y retrocedió para darse la espalda, debatí internamente entre tomar o no la llanta, pero, realmente quería ir a casa, abrí la puerta y bajé del auto, el tacón aguja de mis tacones se hundían en la tierra húmeda, mis adorados Manolo Blahnik estaban enlodados – te puedo ayudar, si quieres.

- No – dije en voz alta mientras hacía rodar la llanta, abrí la maletera para buscar las herramientas, coloqué la gata y elevé el auto.

- ¿Sabes cambiar una llanta? – preguntó divertido aún de espaldas.

- Soy una mujer del siglo XXI, ayudé a creer una máquina del tiempo y un guantelete del infinito, soy muy capaz – dije renegando mientras giraba las tuercas.

- Ehm, jolie, estás ajustándola más – noté lo que hice, merde, cuando reniego no hago las cosas bien, quise desajustarla, pero no podía, era más fácil ajustarla que desajustarla, Steve se acercó – puedo cambiar esta llanta con mucho gusto por ti, jolie, espera en el auto, estás mojada, te resfriarás – dijo cerca de mí, mi mirada bajó a sus labios, él sonrió.

- De acuerdo, pero no esperes que te de las gracias – dije parándome.

- Los favores se hacen sin esperar nada a cambio ¿lo olvidaste? – entré a mi auto, vi que tenía mensajes de Harry, diciéndome que tardaría en llegar, pasaron unos breves minutos, Steve toco la ventanilla, la bajé – ya está, jolie y guardé las herramientas.

Feelings (Steve Rogers y tú) (Steve Rogers & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora