Capítulo LIII: Mi superpoder

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- Solo tú puedes irte a París sin equipaje y volver con muchas maletas – me dijo Happy que había ido a recogernos al aeropuerto, reí.

- Es que te traje un par de cosas.

- No tienes por qué hacerlo.

- Claro que sí, eres mi Happy y sabes que te adoro – sonrió.

- Con decir eso es más que suficiente.

- Además, le traje muchas cosas a Morgan – alcé una pequeña boina – será una pequeña muñeca – rio.

- De acuerdo, es hora de dormir temprano, mañana serás mi jefecita – reí.

- Solo el 30% - le recalque.

- Ya es algo, buenas noches, pequeña – se despidió – ¿vienes, Steve?

- No, yo me quedaré, quiero asegurarme de que todo esté correcto.

- De acuerdo, Capitán – respondió sonriendo, se metió al ascensor e inmediatamente, Steve y yo nos acercamos, salté hacia él enrollándolo con las piernas – olvidé mi – dijo volviendo Happy.

- Entonces cuando esté en peligro salto así hacia ti – dije con la esperanza de que Happy lo creyera, cruzó los brazos.

- Yo hablaré – dijo Steve, bajé de él – Happy, yo amo a ___, quiero algo serio con ella, solo estoy esperando que ella me dé el sí.

- Tony ya me lo había contado – dijo sonriendo – solo pórtate bien con ella y tú – me vio – dile que sí – tomó su billetera – buenas noches – se metió sonriendo al ascensor.

- Tienes que hacerle caso a Happy – me dijo sonriendo.

- No – dijo devolviéndole la sonrisa.

- Claro sí – dijo para besarme y yo volviera a saltar para enrollarlo con mis piernas.

A la mañana siguiente, desperté entre los brazos de Steve, me dio un largo beso y se fue al Complejo, papá le había programado algunas reuniones, yo me metí a la ducha para empezar a alistarme para mi primer día trabajando con papá, usé un conjunto de tweed de falda y chaqueta corta a cuadros en tonalidades rojas, una blusa blanca y un par de stilettos y clutch rojos de charol, usé joyería de perlas y un maquillaje suave en los ojos con mi labial rojo, tomé las llaves de mi auto y conduje hacía el Complejo.

A la mañana siguiente, desperté entre los brazos de Steve, me dio un largo beso y se fue al Complejo, papá le había programado algunas reuniones, yo me metí a la ducha para empezar a alistarme para mi primer día trabajando con papá, usé un conjunt...

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- Buenos días, chica de rojo ¿Qué tal la luna de miel en París? – me preguntó Nat sonriendo – tienes un brillo especial en el cuerpo, resplandeces más que nunca – sonreí.

- Aún no le hemos puesto un título a lo que hay entre nosotros, ni he admitido nada, así que no te emociones, Nat.

- Igual tienes demasiadas cosas que contarme – dijo feliz.

Feelings (Steve Rogers y tú) (Steve Rogers & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora