|| Historia basada en la saga cinematográfica de Crepúsculo ||
• Alena Swan decide acompañar a su hermana en su regreso a Forks, sin saber que todo lo que creía surreal existe, es tangible y visible, que su vida cambiaría por completo. Y mucho menos...
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Tres días pasaron hasta que mi hermana volvió. El primer día lloré muy poco en comparación el anterior, Jacob se mantuvo a mi lado para consolarme e intentar distraerme cuanto pudiera para evitar hacerme pensar en eso. Por otro lado, mi padre estaba sumamente preocupado y molesto, y no es para menos. Una de sus hijas se marchó a otro continente, sin ninguna explicación, sólo dejándole una nota y sin responder ninguna llamada o mensaje.
Al segundo día, aún me sentía algo triste pero igualmente molesta. A mi parecer, mi hermana me clavó un cuchillo por la espalda, prefirió a un hombre en vez de nuestra relación fraternal, de nuestra vida aquí y de la autoridad y presencia de nuestro padre. Obviamente estoy furiosa por mi y por mi padre, quien al parecer apenas ha dormido, y yo he tenido Ake obligarlo a comer.
Al tercer día yo ya estaba como nueva, no iba a olvidarlo ya que ella seguía lejos y me guste o no, me preocupaba su bienestar, pero supongo que con siete vampiros a su lado, nada podría pasarle. Nótese el sarcasmo.
Ahora nuestra relación está hecha pedazos y tal vez nunca volverá a ser igual, por más que lo desee o lo intente, me ha herido tan profundamente que nunca voy a olvidarlo y se que me dolerá para siempre. Pero tampoco puedo estancarme en eso, tengo que seguir con mi vida y enfocarme en lo que realmente importa. Mi padre y Jacob Black.
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Bajo con alegría las escaleras de la casa, sal tiro tras salir o hasta llegar al final. Mi sonrisa ha vuelto y en mayor parte, por no decir que todo, es gracias a Jake, a ese lindo moreno que me causa hipogrifos en el estómago. Suelto un suspiro enamorado y entro a la cocina donde Bella y mi padre están sentados almorzando o está regañándola, que sé yo.
—Pa, saldré con Jake. Creo que regresaremos a eso de las 8, ¿está bien?—pregunto mirando a papá mientras me sirvo un vaso con agua e ignoro la presencia de Isabella.
—Claro, no hay problema—me dice papá con una sonrisa al mirar mi rostro—Estás radiante—me comenta divertido a lo que mis mejillas se encienden. Me encojo de hombros.
Cuando alguien toca el timbre inconscientemente sonrío como estupida, dejo el vaso en la tarja y corro a abrir la puerta. Frente a mi está Jake, con una camisa de manga larga en color gris, unos pantalones de mezclilla, sus botas cafés y un gran ramo de rosas rojas en sus manos acompañadas de una enorme sonrisa. Lo miro sorprendida.
—No puedo creerlo—le digo mirando embobada las flores, el sonríe y se sonroja un poco.
—Son tus favoritas y quiero darte todo lo que pueda, Lena—sus palabras llenas de sinceridad y cariño me hacen sonrojarme, bajo la mirada apenada lo que lo hace reír.
—Pasa. Dejaré las flores en agua—le digo a lo que asiente, entra con timidez y me las entrega con cuidado, las tomo de la misma forma sin dejar de mirarlo sonriente—Ahora vuelvo.
