|| Historia basada en la saga cinematográfica de Crepúsculo ||
• Alena Swan decide acompañar a su hermana en su regreso a Forks, sin saber que todo lo que creía surreal existe, es tangible y visible, que su vida cambiaría por completo. Y mucho menos...
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Luego todo sucede como en cámara lenta. Jasper se vuelve totalmente loco al oler la sangre que sale del dedo índice de mi hermana, intenta acercarse a ambas así que Edward nos empuja con fuerza haciéndonos chocar contra la pared y caer sobre una mesa rompiéndola, también empuja a Jasper hacia el otro lado de la habitación, este cae sobre el bonito piano de cola y lo hace añicos.
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Me quejo por el golpe y enseguida miro a mi hermana para asegurarme que esté bien, veo que se ha abierto el antebrazo derecho con el jarrón que estaba en la mesilla. Entonces caigo en cuenta de que mi hombro y parte de mi espalda arden así que llevo mi mano a la zona, algo moja mis dedos, en mi mano veo sangre, me he abierto con algo.
Emmett y Alice logran controlar a Jasper, Carlisle se acerca a ambas con rapidez para revisarnos.
—Llévenselo—ordena el rubio mirando a su hijo y Emmett lo hace, Alice se disculpa y se va seguida de Rosalie, Esme nos mira con tristeza y Edward con culpabilidad—Tendré que suturar la cortada—suspira mirando el brazo de mi hermana y luego mi hombro. Luego mira a su hijo—Edward ve con Jasper, estará muy molesto consigo mismo y dudo mucho que escuche a alguien más en estos momentos. Ve—ordena, el permanece mirándonos unos segundos pero después sale con rapidez.
Carlisle nos lleva a su oficina/estudio con ayuda de Esme, luego ella nos deja solos para ir a limpiar el desastre en su hogar que se ha provocado. Mi hermana y yo nos sentamos sobre el escritorio mientras el vampiro trae lo necesario para curarnos—Primero mi hermana Carlisle, por favor—el asiente con media sonrisa al oírme y comienza a curarla.
—Yo... no quería tener una fiesta—habla Bella con culpa en la voz.
—No fue tu culpa. Jasper no ha estado alejado de la sangre humana como todos nosotros—le responde el rubio con tono tranquilo y consolador.
—¿Cómo lo logras?—pregunta mi hermana.
—Años y años de práctica—responde con sinceridad.
—¿Nunca consideraste irte por el camino fácil?—le pregunto esta vez, el me mira pensativo y termina de envolver el brazo de mi hermana con venda. Luego se acerca a mi para comenzar a curar mi hombro por lo que debo girarme un poco.
