|| Historia basada en la saga cinematográfica de Crepúsculo ||
• Alena Swan decide acompañar a su hermana en su regreso a Forks, sin saber que todo lo que creía surreal existe, es tangible y visible, que su vida cambiaría por completo. Y mucho menos...
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Me pongo la blusa de manga larga color vino y meto los pulgares en los hoyos que tiene la manga dejando que cubra parte de mi dorso, luego me pongo una sudadera negra y encima mi chaqueta negra, me acomodo los tenis negros deportivos y tomo mis cosas para bajar. Me como un plátano y una manzana, después tomo un poco de té de manzanilla y mi hermana aparece frente a mi.
—Hola loca—saludo, ella sonríe divertida.
—¿Que hay rebelde?—río y niego con la cabeza.
El sonido de la camioneta de mi hermana se hace presente, así que ambas salimos encontrándonos con papá bajando de ella, bajamos las escaleras una a lado de la otra, cuando pasamos por la rampa Bella resbala, por inercia me toma del brazo así que ambas terminamos con el trasero en el suelo.
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El golpe fue doloroso pero comienzo a reír a carcajadas haciendo que Bella ría también, papá se acerca a nosotras con rapidez y nos ayuda a levantarnos con cuidado para no volver a resbalar. El estómago me duele de tanto reír así que tengo que poner mis manos sobre el, papá nos mira divertido, cuando por fin dejo de reír tomo aire y llevo mis manos a mi trasero.
—Maldita sea Bells, si te vas a caer hazlo tú sola, no me necesitas ahí abajo contigo.
La miro reprendiéndola y ella ríe de nuevo, me sobo con una mueca de dolor y diversión—¿Están bien?—pregunta papá y ambas asentimos.
—A Bells no se le quita lo torpe así que esa es prueba suficiente de que está bien—me burlo, papá ríe y mi hermana me enseña la lengua.
—Ya le puse llantas nuevas a la Pickup, la otras estaban gastadas y no quiero que tengan un accidente.
—Vaya, muchas gracias papá—Bella le agradece mientras se acerca a su auto.
—Tal vez llegue tarde a cenar, tengo que ir al condado de Mason—dice mientras se aleja con las manos en los bolsillos de su traje de policía—A un guardia de seguridad lo atacó un animal.
—¿Un animal?—pregunto con el ceño fruncido, papá me mira.
—Aquí no es cómo en Italia, Lena. O cómo Phoenix, Bella—dijo mirándonos, giro la cabeza para ver a mi hermana con la misma expresión que la mía.
