|| Historia basada en la saga cinematográfica de Crepúsculo ||
• Alena Swan decide acompañar a su hermana en su regreso a Forks, sin saber que todo lo que creía surreal existe, es tangible y visible, que su vida cambiaría por completo. Y mucho menos...
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Los días siguientes pasan con tranquilidad, a pesar de que mi hermana tiene una férula y papá aún está molesto con ella por lo sucedido. Aún así decidió perdonarla y como castigo la hizo aceptar ir al baile de la escuela aunque tuviese que ser pareja de Edward, quien en este momento, es la persona menos favorita de mi padre.
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El día del baile llega con rapidez para pesar de mi hermana, Bella irá con Edward tal como se dijo y sorpresivamente yo iré con Sean. Cuando le conté del accidente de mi hermana y parte de la situación en la que ahora estamos metidas, prometió venir unos días a verme aprovechando sus vacaciones ya que después sería más complicado. Llegó hace dos días y se irá mañana por la mañana.
Así que mientras el se termina de arreglar en mi habitación, yo ayudo a mi hermana a arreglarse en la suya ya que su idea de moda es pésima además de que no tiene una excelente coordinación ahora para hacerlo por si misma. La maquillo ligeramente a petición suya y peino su cabello estirándolo hacia atrás a cada lado de su cabeza para evitar que le estorbe después.
Cuando está lista y me da las gracias, corro al baño a tomar una ducha por qué ya no tengo tanto tiempo como quería. No porque tarde mucho en arreglarme, o bueno, si pero no porque me haga mucho, sino porque me la paso cantando y bailando en ropa interior por toda mi habitación mientras me arreglo, principalmente cuando me maquillo parezco chapulín.
Después de al menos 47 minutos, ya sólo me hace falta colocarme el vestido y los tacones. Me he maquillado y peinado en tiempo récord, tanto que debería aparecer en el libro de los Récords Guiness. En fin, en cuanto sale Sean de mi habitación le sonrío pícara y suelto un silbido que lo sonroja y lo hace reír.
—Vaya, es la primera vez que te ves decente—el me mira mal al oírme y se acerca a mí.
—Me veo muy guapo pero tú eres muy envidiosa para aceptarlo—responde divertido—Anda, ve a ponerte ese vestido para irnos—me apremia a lo que asiento y corro a mi habitación.
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