|| Historia basada en la saga cinematográfica de Crepúsculo ||
• Alena Swan decide acompañar a su hermana en su regreso a Forks, sin saber que todo lo que creía surreal existe, es tangible y visible, que su vida cambiaría por completo. Y mucho menos...
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Al oír los pasos acelerados y furiosos de Jacob salir de la casa, junto con un azotón de puerta y el sonido de una moto chocar contra algo, sé bien que todo se ha ido al caño. Al menos su paciencia y la poca cordura que tenía, así que lo más probable es que esta noche la manada termine por enterarse de lo que está pasando aquí y no estoy segura de que pueda arreglarlo.
Sirvo otro trago de Bourbun en el vaso de cristal, y tal como el anterior, lo bebo de un trago echando la cabeza hacia atrás. Mi esófago arde por el líquido pero apenas dura unos segundos y definitivamente no me hace sentir mal, al menos no como ese mal presentimiento instalado en mi estómago desde esta mañana y apenas me dejó concentrarme en mi turno de hoy. Gracias al cielo no maté a nadie.
Sirvo un trago más y procedo a regresar a la sala donde aún se encuentra mi hermana sola y muy triste. Le doy un intento de sonrisa,—que más parece una mueca—, cuando estoy en la misma habit que ella y me inclino hacia la mesa para dejar mi vaso. Me mira con una ceja alzada en cuanto ve lo que he dejado sobre el mueble.
—¿Desde cuando bebes?.
—Desde que ya no puedo embriagarme y desde que mi novio está muy molesto conmigo—le respondo soltando un suspiro y cruzándome de brazos.
Antes de que pueda decirme algo,—y muy probablemente—, regañarme por beber, suelto aún quejido de dolor mientras se remueve en el sofá y cubre el área derecha debajo de su última costilla en la parte de su espalda. A velocidad vampírica me acerco a ella quedando hincada frente suyo, retiro su mano para poner la mía y palpar suavemente, aún así aquello le saca un gemido de dolor.
——No se si te está presionando el riñón o te ha fracturado una costilla—le digo con una mueca.
Luego me giro a mirar a Carlisle, quien junto con los demás, han llegado en un parpadeo al escuchar a Bella quejarse.
—Hay que revisarla enseguida.
Asiento de acuerdo y me pongo de pie. Emmett se acerca a ella para cargarla con sumo cuidado y llevarla al consultorio de su padre. El rubio y vamos detrás de él enseguida.
—No vayas a moverte—le ordenamos al unísono Carlisle y yo, una vez que estamos en el consultorio y ella está sobre la cama.
Asiente sin borrar su mueca de dolor mientras nosotros comenzamos a hacerle pruebas, tomarle radiografías y un ultrasonido. El rubio se encarga de sacarle muestras de sangre mientras yo tomo su presión y su pulso. Sabiendo que las radiografías tardarán un rato, le inyecto un poco de morfina y un anti-inflamatorio a la par de un suero vitaminado, cosa que la hace sentir mejor en cuestión de segundos.
La voz de Jacob resonar a través de los muros de la casa me sorprende de sobremanera, realmente no pensé que lo vería otra vez tan pronto. Dejando a Bella medio dormida en el consultorio, Carlisle y yo salimos de ahí para subir a la sala donde se encuentra toda la familia reunida y el lobo preguntando por nosotros. En cuanto ponemos un pie en esa habitación, la preocupación que sentía y el mal presentimiento que tenía, se disparan en mi interior.
