⟢ CHAPTER SIXTY FIVE ⟣

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Una carcajada sale de mi boca al igual que las de los demás, mientras Ryan continúa contando una de las buenas anécdotas que recuerda perfectamente y que tiene que ver con lo travieso que era Sean a los 6 años

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Una carcajada sale de mi boca al igual que las de los demás, mientras Ryan continúa contando una de las buenas anécdotas que recuerda perfectamente y que tiene que ver con lo travieso que era Sean a los 6 años. El se mantiene negando con la cabeza y las mejillas ligeramente sonrojadas debido a la vergüenza a la que su querido hermano mayor lo está sometiendo frente a Enzo y a Jacob.

Después de que sirviera un poco de pastel aora los tres, decidimos esperar a que Jacob llegara de trabajar para cenar todos juntos. Así que en cuanto llegó lo invitamos a sentarse, la mesa ya estaba perfectamente preparada, la lasaña bien caliente, el vino frío y nosotros sentados alrededor. Terminamos de cenar hace como media hora pero la charla es tan entretenida y fluida que continuamos aquí bebiendo y riendo a todo volumen sin preocuparnos porque mis cachorros despierten.

Y es que en muchas ocasiones suelo envolver la habitación con un campo de energía que evita que cualquier ruido del exterior entre y los perturbe, pero que me deja oír hasta sus más leves suspiros con claridad por si es que me necesitan o algo les sucede. Por ello es que no me mortifico o preocupo, justo ahora están profundamente dormidos y son completamente ajenas a las risotadas que suelta su padre.

Jacob escucha con atención a Ryan quien está sentado a su izquierda, Enzo lo escucha también pero aprovecha para rellenar las copas con nuestra segunda botella de vino Cabernet Sauvignon, Sean le dedica una mala mirada sentado a mi derecha y frente a nuestro cuñado.

—En mi defensa...—interviene Sean ofendido—Yo no sabía que estabas en el baño—señala a su hermano.

—¡Prácticamente hiciste volar el retrete, Sean!—se queja el mayor provocando más risas.

Niego con la cabeza mientras me pongo de pie junto con Enzo para quitar la vajilla sucia. Dejo la mantelería sobre una repisa y seguidamente comienzo a sacar unos cuantos cupcakes para que los chicos coman, especialmente Jacob, el adora los red velvet con crema batida y chispas rojas que decidí comenzar a hacer por mera curiosidad y que lo volvieron loco. Aprovechando que es un barrio sin fondo y que todo el tiempo necesita comer, decidí aprender algo de repostería, así me distraigo y al mismo tiempo disfruto de mis cachorros.

Dejo en platón con los cupcakes en el centro de la mesa y enseguida los chicos toman uno, ansiosos le quitan el papel y casi lo termina con una sola mordida. Un gemido gustoso sale de Jacob mientras cierra los ojos y mastica la comida con suma lentitud, como si no quisiese terminarlo.

—Espero que tus cachorros no sean así de activos o te volverás loca—comenta Enzo tomando asiento de nuevo junto a Ryan.

Río levemente—Ya me resigné a que lo serán. Igual de locos como lo era su padre cuando era pequeño—ruedo los ojos mirando de reojo a Jacob. El parece tan concentrado en comer un segundo cupcake que ni siquiera me oye.

—Pero aún así estamos muy felices por ti, Lena. Tienes cachorros hermosos y ya haz comenzado una familia—sonrío conmovida hacia Ryan al oírlo.

—Son realmente afortunados—asiente Enzo abrazando a Ryan por los hombros.

《 The Wolf's Love 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora